viernes, 17 de junio de 2016

Opinión / Pereira transpira embotellamiento pero respira arte. Por: Alberto Antonio Verón

Que ocurran eventos artísticos en esta ciudad que pareciera tener solamente tiempo para la producción y el dinero es de por sí un milagro. ¿Qué lugar ocupa el arte y la cultura en la administración pública de la ciudad?  Esa pregunta para mí será un misterio pues diera la impresión que la cultura es el más olvidado renglón de la sociedad. Hay asuntos más dramáticos, por ejemplo los trancones que se forman permanentemente en las principales calles de la ciudad de Pereira  y que hacen de un espacio urbano tan pequeño como el nuestro,  una reproducción en miniatura de lo peor de la ciudad de Bogotá. Las vez que busqué llegar desde la zona de Álamos a la Circunvalar para asistir a la performancia  estética de Yorlady Ruiz en   “La Cuadra” tuve que esperar  de manera absurda minutos y  minutos, en medio de la vía, para que el embotellamiento aflojara. Entre más  automóviles privados existan, la ciudad se aproxima a un colapso tenebroso y anunciado. Pero a pesar del atasco llegué a la cita con Yorlady Ruiz.

Así como las principales vías de la ciudad transpiraban congestión, las dos calles de la cuadra respiraban vida, la mejor vida, la de la comunicación humana y la creación artística. En la casa museo del fotógrafo Javier García  se encontraba esta artista quien se ha convertido en un verdadero ejemplo estético y moral de compromiso con las víctimas de la violencia en Colombia. Yorlady Ruiz  ha dejado de ser ella para convertirse en el espectro que recorre cementerios, ríos, caminos de pueblos olvidados buscando los restos que la memoria de las victimas ha dejado.  De esa preocupación hablan sus diarios de campo colgados en las paredes. Yorlady Ruiz, se ha transformado en algo más que Yorlady Ruiz : es un espectro, una presencia que va y viene entre  la evocación  del pasado doloroso y la creación artística. Yorlady Ruiz ha elegido ser la compañera de los muertos, de las víctimas, la presencia que entre los vivos recuerda a los muertos.

De ella y de sus acciones performáticas sobre el país, poco sabe esta ciudad. Pero son personas como Yorlady  y su compañero Gabriel Andrés Posada quienes expresan lo mejor de una ciudad que transpira polución de autos y de ruido y que solo respira arte gracias a los esfuerzos aislados de todos esos creativos solitarios y valientes como ella.



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