martes, 2 de septiembre de 2014

Sur / Problemática: Zonas de riesgo habitadas por la comunidad

Este es el patio de la casa, una vivienda de 100% esterilla. 
Los asentamientos que a lo largo de cuarenta años se han construido en el sector conocido como La Dulcera, han provocado que familias de escasos recursos vean este terreno como la oportunidad para empezar un nuevo futuro, sin importar los riesgos que esto conlleva. 

Es así como Paula Andrea Palacio llegó con su familia y se instaló en el barranco de La Dulcera, una zona expuesta de más de 50 metros de largo por 15 de alto que ya cuenta con un anden peatonal y hasta con servicios públicos. 

Reducida a escombros quedó la antigua casa de Puala, una mujer que carga
con la responsabilidad de criar ocho hijos. 
Paula llegó con su familia, ocho hijos y dos nietos, a vivir a una casa construida de manera artesanal, de esterilla, madera; sin embargo el tiempo y la naturaleza la despojó de un terreno que no era suyo.  Hace un año, un derrumbe destruyó su casa y dejó al grupo de 10 personas sin techo, sin vivienda y sin el futuro por el que había llegado al sector."Este barrio nació con invasiones, la mayoría de casas se han construido así por más de 40 años, así fue que construí la mía", dijo Fabio Maldonado Herrera. 

La familia de Paula Andrea Palacio fue reubicada de manera temporal para la caseta comunal del barrio, siendo una decisión que lamenta la comunidad porque la caseta quedó sin servicio durante un año, tiempo en el que las 10 personas damnificadas estuvieron allí, recibiendo amenazas e insultos por parte de los vecinos. 
La autoridad municipal argumentó que se trataba de un terreno de invasión, lo que les impedía actuar en beneficio de la familia que salió damnificada por el derrumbe. Los bomberos en su calidad de rescatistas fueron los únicos que atendieron la emergencia. "En la caseta duramos casi 14 meses y luego nos sacaron, porque se puede decir que fuimos sacados, ni la alcaldía, ni organismos de otros lados nos ayudaron", explicó Palacio. 

A pesar de estar en zona de riesgo y terreno de invasión, los servicios
públicos siguen llegando. 
Luego de quedar sin nada, un vecino solidario del barrio les ofreció un terreno bajo las mismas condiciones de invasión a apenas unos metros del que ya habían sido víctimas, con una salvedad, este no está asediado por un barranco, sino que está encima del mismo. Allí la familia la numerosa familia, pudo construir su casa por segunda vez, contando con una organización independiente que les regaló el piso de pavimento. 


Es así como en La Dulcera poco a poco van llegando las familias, las personas de escasos recursos que buscan un mejor futuro, nuevas tierras. 


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