domingo, 24 de agosto de 2014

Opinión: María del…

Por: Lucía Correa Echeverri
Podría ser cualquiera María del Pilar.
María del Mar, María de la Paz, pero a esta María del Pilar le ha ido muy mal en estos últimos años.

Ha sido tratada como a una delincuente muy peligrosa, una persona cuyo solo nombre influye pánico y francamente nosotros no estamos convencidos ni sabemos quién diablos la metió en este tremendo lío en que la tiene la Fiscalía y otras terroríficas entidades del Estado.

Pero miremos bien las cosas: ¿a quién le ha robado, a quién ha matado?

Su delito consiste en que cuando tuvo algo de poder en sus manos lo utilizó para hacer muchas pendejadas, como chuzar teléfonos. Vamos a ver qué es eso. Al rey de España le han chuzado los suyos, al Fiscal General le chuzaron los suyos, también. Creemos que a la reina de Inglaterra, intocable por demás, le deben haber chuzado también los de su palacio cuando ha llamado a su nieto a preguntarle como amaneció el precioso chiquillo que tuvo con su hermoso esposo y para averiguar también cómo amaneció el principito, hermoso y sanito, que lleva todas las trazas de convertirse algún día en un nuevo heredero del antiquísimo trono que ostentaron sus antepasados.

A diario miles de desocupados chuzan los teléfonos, las novias, las esposas, tantas mujeres que dieron con la contraparte celosa. ¡Qué horror! Eso lleva a que desbarate miles de noviazgos y de matrimonios al escuchar a la contraparte muy cariñosa y amorosa.

Ese es el problema de la actual tecnología, se presta para sorprender a las pobres mujeres y también a los varones in flagranti en sus delitos.

Y María del Pilar, no sabemos, nadie lo ha dicho hasta ahora, ¿qué fue lo tan grave que ella averiguó? Solo sabemos que logró conseguir que un país vecino le diera cobijo mientras ella huía de miedo de la terrible condena  a que la va a condenar la no menos terrible Fiscalía nacional, la cual infunde más miedo que cualquier otra cosa y a cualquier ser humano que haya cometido hasta el más leve delito.

Pero María del Pilar se refugió en un país donde ahora resolvieron que su amparo, dado de tan buena fe, dizque no es legal.

Corre María de nuevo a empacar maletas y a buscar dónde esconderse, se va al país enseguida del otro y empieza a pedir asilo ahí también. A estas horas no sabemos qué le han dicho, solo sabemos una cosa y es que no ha cometido el delito o realmente no es tan grave para que le tengan encima un prontuario más peligroso que el tipo más peligroso del mundo.

María del Pilar debe ser valiente.

Si tuvo las agallas suficientes para chuzar y averiguar muchas cosas, debe venir, presentarse ante la enloquecida justicia colombiana que ya no sabe cómo salir de esta cantidad de delincuentes tan malos, tan malos que nos hacen aparecer como el país más malo del mundo.

Venga señora, compruebe que lo que hay no es tan grave, o si es que lo que sabe le podría costar la vida, pues cuente, muestre pruebas y pida protección que tienen que dársela.

Si por el contrario, nada es grave, deje su miedo, que el señor Fiscal General aparenta ser una fiera pero no lo creemos tan malo como para hacerle daño.

Cuéntele qué oyó, quién le dio orden de hacerlo y qué dijeron por los teléfonos del DAS que no se puede decir.

En Colombia, gracias a Dios, todavía no existe pena de muerte, aunque sí algo de castigo, pero es mejor soportarlo que andar de arriba para abajo rogándole a los países centroamericanos que la reciban por caridad. Suerte, mi sufrida señora, mucha suerte va a necesitar si hace caso a lo que le decimos.

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