domingo, 24 de agosto de 2014

Opinión: Baúl de los recuerdos

Por: Carolina Giraldo
Todos hemos tenido un baúl de los recuerdos. A veces no es exactamente un baúl, puede ser una caja de zapatos guardada en lo más alto del armario, o un cofre que se abre con una llave minúscula. Adentro atesoramos lo más valioso de nuestras vidas: fotos de la infancia, cartas de amor, recuerdos de un viaje, una piedra que recogimos en algún paseo al río. Tan solo ciertos objetos logran llegar allí, algunos se pierden en el camino, la mayoría ni siquiera se acercan.

La humanidad también ha construido enormes “baúles de los recuerdos” para salvaguardar lo que las colectividades han designado como su patrimonio. Se destinan edificios especiales, lugares casi sagrados, para estos archivos y museos. En Colombia, el Archivo General de la Nación, ubicado en un hermoso edificio de Rogelio Salmona en Bogotá, preserva documentos desde el siglo XVI. En el antiguo Panóptico, el Museo Nacional reúne una parte del patrimonio histórico y artístico de la nación. A su vez, nuestro país cuenta con una red de archivos y museos históricos locales.

En Pereira carecemos de ese lugar. La ciudad, que este mes cumple 151 años, está en mora de constituir un repositorio para los objetos más valiosos de su historia. La mayoría de los documentos históricos que han sobrevivido se encuentran dispersos entre bodegas, sótanos húmedos y cuartos que han sufrido de goteras. Este no puede ser el baúl de los recuerdos de los pereiranos.

Muchos documentos ya se han perdido, entre ellos los tres Libros de Tierras del Archivo Notarial que daban cuenta de la repartición de terrenos durante los primeros años de la villa, y documentos de la Sociedad de Mejoras Públicas, de la que quedan algunos libros de actas. El retrato del Padre Remigio Antonio Cañarte que reposa en la diócesis y la pintura “Entrada de los fundadores”, ubicada en el Concejo Municipal, cuentan con más de 100 años y necesitan una restauración inmediata si queremos que lleguen al bicentenario de la ciudad. No podemos seguir a la merced de personas que ingenuamente deciden que esos “papeles viejos” y pinturas ya deterioradas deben ir al basurero.

Otras piezas se encuentran en colecciones particulares, en ocasiones en mejor estado de conservación. Es lamentable que cuando se ha presentado la oportunidad de donarlas, no se haya encontrado un lugar adecuado. Con el tiempo las colecciones se fragmentan entre herederos, se venden y se pierde su historia.

Pereira necesita acopiar su patrimonio mueble en un único lugar donde sea posible salvaguardarlo, generar investigación histórica, crear memoria y turismo cultural. Si los pereiranos pudieran “postular” 100 objetos para incluir en este gran baúl de los recuerdos, ¿cuáles serían? 
Las sugerencias se pueden enviar a: pereirapatrimonio@gmail.com

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