lunes, 28 de julio de 2014

Opinión: “Los hombres también lloran”

Por: Carolina Giraldo

Terminó el mundial y la Selección dejó grandes lecciones para el país, sin embargo James Rodríguez merece un capítulo aparte. No es necesario resaltar las cualidades del “botín de oro” como futbolista, lo que me gustaría destacar es que James, además de ser la estrella colombiana de Brasil 2014, representa la nueva masculinidad del Devolvámonos un siglo. Alrededor de la primera guerra mundial, las mujeres vivieron cambios considerables en sus prácticas cotidianas. Muchas salieron a trabajar, se dieron los primeros movimientos por el sufragio femenino, e incluso el vestuario cambió, imponiéndose trajes más cortos que se adaptaban mejor a las nuevas necesidades.

Este modelo de mujer que se caracterizó por la búsqueda de mayor autonomía se conoció como la “mujer moderna” o la “mujer nueva”. Desde entonces, también se ha reclamado que los cambios para los hombres no han ocurrido con la misma velocidad. Por ejemplo, las mujeres consiguieron a mediados del siglo XX usar pantalones sin ser estigmatizadas, mientras que los hombres que hoy usan faldas se consideran aún una minoría vilipendiada.

Muchos varones llevan décadas trabajando para que se les reconozca la posibilidad de ser emotivos en público, buenos padres o necesarios para las labores del hogar, sin que esto se relacione con pérdida de masculinidad. En el contexto patriarcal colombiano, estos hombres pueden ser todavía una minoría, pero ahora en esa minoría se encuentra James Rodríguez, nuestro héroe nacional. El mundial nos dio la posibilidad de conocer el amor de James por su hija Salomé, nombre que tiene tatuado en su brazo y por quien celebró sus goles en varias ocasiones; pero sin duda lo que más conmovió fueron sus lágrimas en el momento de la derrota con Brasil. James exclamó, ante las cámaras y los micrófonos del mundo “los hombres también lloran”, en un acto de ruptura con el machismo que generó un impacto que muchas marchas del día de la mujer querrían alcanzar. Esto se dio no solamente porque sus declaraciones llegaron a 47 millones de colombianos, desde un contexto tan masculino como el fútbol, sino esencialmente porque fue un momento de total empatía con su sentimiento.

James Rodríguez no fue el único que lloró durante el mundial, de hecho vimos a toda una generación de hombres hacerlo, ya sea con sus himnos nacionales o al salir del campeonato, pero solo él habló del tema con las palabras precisas en el momento adecuado. Gracias James por contagiarnos de sueños, no solo de ganar mundiales, también de vivir en una sociedad más igualitaria.

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