lunes, 28 de julio de 2014

Opinión: El Llamado

Por: Gloria Inés Escobar Toro

En el 2010 Natasha Walter, filóloga escritora y periodista británica publicó el libro Muñecas vivientes. El regreso del sexismo. El libro es muy valioso por cuanto sus argumentos, apoyados en una amplia investigación sobre la condición de la mujer en Gran Bretaña, evidencian lo que muchas personas quieren negar, que la mujer aun en el llamado primer mundo sigue bajo la dictadura de una cultura sexista, cultura que no solo daña a las mujeres sino también a los hombres.

Pues bien, aunque en líneas generales comparto los juicios de la autora, tengo algunas diferencias, entre ellas el que aparece en el título: El regreso del sexismo. En realidad el sexismo no está de regreso porque nunca se ha ido. Ni en los momentos más brillantes del movimiento feminista la sociedad dejó a un lado el sexismo, al contrario, el esfuerzo por separar el mundo en dos compartimentos excluyentes, a la manera de esas barreras invisibles en que las pandillas juveniles dividen el territorio, uno propio de los hombres y otro de las mujeres, se ha convertido en una tradición que muy pocas veces se cuestiona.

Es más, el sexismo no solo sigue presente sino que además es reforzado de manera directa cotidianamente en múltiples espacios, uno de ellos, los potentes medios de comunicación. Un grotesco ejemplo de ello es el nuevo comercial que para Latinoamérica ha lanzado el perfume Old Spice: El Llamado. En él se afirma que “la misión de Old Spice es traer de vuelta el orgullo de ser y oler como hombre. El futuro de la masculinidad está en tus manos [...] si eres hombre responde al llamado de Old Spice”.

Las imágenes del comercial no son menos elocuentes: tres hombres fuertes y agresivos en medio de contextos de fuerza, fuego y destrucción escuchan El Llamado y acuden junto con otros cientos al encuentro de los hombres HOMBRES dejando en espera a mujeres deslumbradas y admiradas por las proezas de los supermachos. 

En un clima de extrema violencia en contra de las mujeres y de discursos trasnochados de equidad, un comercial como éste no deja de ser también agresivo, excluyente y Ni hombres HOMBRES, como reza el comercial, ni mujeres MUJERES como respuesta, es lo que requiere la sociedad; lo que se necesita son SERES HUMANOS capaces de asumir las diferencias, debilidades y fortalezas de las que estamos hechos. Los llamados a mantener una cultura sexista no deben ser tolerados bajo ningún argumento no solo porque se basan en presupuestos esencialistas falsos y acomodados sino porque con ellos se alimentan todo tipo de desigualdades, discriminación y, por ende, opresión.

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