Aunque en el mundo una
de las corrientes más fuertes busca la protección del patrimonio hemerográfico,
en Pereira esto no parece tener la mayor importancia, pues la escasez de
recursos y el desinterés de la administración municipal son evidentes en la
hemeroteca pública local.
En la hemeroteca Haydee Jaramillo Vélez, adscrita a la
biblioteca Ramón Correa Mejía , se encuentra buena parte de la memoria
pereirana, tanto en diarios como en revistas y otros documentos. A pesar de
ello, y del esfuerzo de algunos funcionarios, el deterioro del material no deja
de ser preocupante.
En buena medida ese deterioro es atribuible al paso natural
del tiempo, pero también es notorio el mal manejo por parte de algunos usuarios
que mutilan los documentos, los maltratan o, simplemente, no les dan el manejo
adecuado.
Aunque en los últimos meses se han tomado medidas como la
implementación de películas con filtros solares en las ventanas, archivadores verticales
especiales para una parte de los documentos –sobre todo revistas como Cromos y
Life– es necesario advertir que los productos locales se encuentran en estantes
generales, como la extensa colección de El Diario de Emilio Correa Uribe, dos o
tres tomos de Lengua y Raza y un tomo de Panoramas –ejemplares casi únicos,
pues la Hemeroteca Nacional no tiene varios de ellos–. Algo que para un
visitante cualquiera parece absurdo, pues primero debe conservarse lo publicado
en la ciudad.
El Diario, fundado en 1929, tiene un bache de 10 años -1963
a 1973-, pues según Orlando Giraldo, auxiliar de la biblioteca, en el pasado esos
ejemplares fueron depositados en los subterráneos de la Gobernación luego de un
terremoto y allí se perdieron en medio de la humedad. Lo lamentable es que del
desaparecido diario vespertino son muy pocos los ejemplares que tiene el país y
los escasos que existen se encuentan en la hemeroteca local, aunque algunos
volúmenes están tan deteriorados que los mismos encargados los colocaron aparte
a la espera de que sean reparados.
Según informaron los mismos funcionarios, “la totalidad de
El Diario está microfilmado”, aunque no se comprobó el funcionamiento de la
máquina destinada para la respectiva consulta. A pesar de ello, casi todos los
investigadores abordan la versión física, con un agravante: pocos usan guantes
para evitar que el sudor de las manos deteriore aún más los frágiles papeles.
En este punto, la directora de la biblioteca, Luz Yaneth Gómez Arango, comenta
que “pronto se colocarán guantes y tapabocas a disposición de quienes consulten
este material”.
Como detalle particular, en la misma hemeroteca se
encuentran 28 tomos con los libretos de “Pereira hablada”, programa de Célimo
García Bustamante, considerados como otra joya de la memoria local. Estos sí,
por fortuna, se encuentran en los archivadores especiales, donde pueden dejarse
bajo llave.
Esta buena noticia contrasta con otra más lamentable: no
existe en la hemeroteca un solo ejemplar de la revista Variedades en sus dos
épocas, dirigida siempre por el mismo Emilio Correa, un auténtico clásico
pereirano. Tal pareciera que el legado de Correa Uribe poco importara en la
historia local.
Se encuentran, eso sí, en buen estado de conservación,
ejemplares físicos de La Tarde –aunque varios números fueron mutilados por un
oficial del Ejército, como lo denunció una exfuncionaria en su momento–, El
Diario del Otún (no confundir con El Diario), El Tiempo y El Espectador.
Según comunicación firmada por Luz Yaneth Gómez Arango,
directora de la Biblioteca Pública, “la Hemeroteca ‘Aida Jaramillo’ (SIC) viene
tramitando y gestionando recursos para la digitalización total y puesta en la
nube (servicio de internet), de la totalidad del material de publicaciones
entre los que se encuentran el periódico El Diario del Otún y la tarde (SIC)
como elementos fundamentales para el conocimiento de la historia de la ciudad
de Pereira”.
Este punto es el más preocupante, pues en pleno siglo 21 la
biblioteca pública municipal sigue con los procedimientos archivísticos de hace
40 o 50 años y la digitalización del legado pareciera más bien una promesa en
el aire para tranquilizar a los incautos que creen en ella. Requerida la
administración municipal al respecto, el silencio es la única respuesta.
Mientras tanto, amontonados en anaqueles, miles de tesoros hemerográficos
esperan el triste final: terminar convertidos en polvo de palabras escritas por
quienes construyeron nuestra historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario