El glorioso
‘Fortín de Libaré’
Escenario de famosos deportistas, allí nació la Furia Matecaña, el
fútbol aficionado y varios romances de la alta sociedad; el victorioso Mora
Mora sigue batallando por mantenerse en pie y más vivo que nunca.
“Antes teníamos un estadio sencillo y un buen equipo, hoy tenemos un
gran estadio pero no tenemos equipo”. Tenía un año de edad y apenas empezaba a
dar sus primeros pasos el dirigente deportivo y jugador Augusto Ramírez, cuando
en la capital risaraldense se levantaba una gesta cívica para la construcción
del Estadio Mora Mora, antiguo ‘Fortín de Libaré’; lugar donde años después este
pereirano jugó como miembro del Deportivo Pereira y donde miles de gritos se
unían como uno solo para alentar al equipo del alma.
Sentado en el sofá de su oficina, ubicado justo al lado de varios
trofeos, medallas y fotografías de la Copa Ciudad Pereira, Augusto relata cómo
incluso antes de su nacimiento en Pereira ya existían dos equipos de fútbol
aficionado que los domingos le robaban sonrisas y hasta lágrimas a la comunidad
pereirana.
“Yo nací en 1942 y antes de eso ya
habían dos equipos de fútbol que representaban a Pereira, entre ellos el
Deportivo Otún, quienes jugaban en diferentes partes, pero la mayoría de veces
se concentraban en un lugar que era conocido como La 13, donde hoy está ubicada
la cárcel de varones La 40, y hasta allí llegaban los seguidores para apoyarlos”.
Augusto Ramírez
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Mientras que en la ciudad empezaba a crecer la euforia y pasión por el
fútbol, curiosamente llegó desde el extranjero el famoso Wanderers de Chile,
quienes en un acto heroico decidieron probar las habilidades del talento local
y ante la mirada de miles de expectantes, y a pesar de su trayectoria, terminaron
goleados 7 a 0. El triunfo se quedó en casa.
Fue entonces cuando el civismo se apoderó de los pereiranos. En un abrir
y cerrar de ojos, la comunidad empezó a gestionar y a aportar su granito de
arena para la construcción de un estadio, logrando ponerlo en pie para el año
de 1943; allí llegaban cerca de cinco mil personas cada fin de semana para ser
testigos de las jugadas maestras de los equipos locales; un año después nació
el Deportivo Pereira.
“En 1943 se creó el Mora Mora, este hacía parte del terreno donde estaba
construida una escuela y estaba contiguo a una piscina, ese espacio lo
proporcionó el municipio con la condición de que allí se pudiera jugar fútbol,
era un estadio de madera e inicialmente adquirió el nombre del Fortín de Libaré”,
relata Ramírez, mientras que orgulloso muestra a VECINOS, algunas fotografías
de este espacio que hoy es un ícono de la querendona, trasnochadora y morena,
incluso a nivel internacional.
Añade: “muchos matrimonios de Pereira se conocieron allí, era un estilo
de vida diferente, la gente llegaba a pie porque les gustaba, y era un evento
social, familiar; vimos pasar por allí muchos jugadores buenos”.
Era el estadio al que todo el mundo iba, se hacían muchos eventos, la
gente de la alta sociedad iba de corbata y sombrero y ocupaba toda la gradería,
las demás personas rodeaban la malla del recinto y así empezó a gestarse el fútbol
profesional en la ciudad, y para entonces un partido contra Millonarios terminó
convirtiéndose en el partido oficial del Mora Mora.
“Cuando jugué con el Deportivo Pereira en el Mora Mora me sentía como en
Wimbledon, uno sentía el respaldo de esas miles de personas que sin falta
llegaban hasta el estadio para apoyar la Furia Matecaña, su equipo del alma”.
Nace el fortín
Sin embargo, para el año 1960 los dirigentes políticos de la época
empezaron a gestionar a nivel nacional la posibilidad de que los eligieran como
sede para los Juegos Nacionales que se llevarían a cabo en 1963, ya que en ese
momento se celebraba el centenario de la ciudad, sin embargo la petición fue
negada por parte de la delegación en Cartagena y la sede le fue entregada a la
ciudad de Ibagué, que no logró llevar a cabo tal fin sino hasta 10 años
después.
Con un sentimiento amargo en sus corazones y no queriendo aceptar un no
por respuesta, la comunidad pereirana salió de sus casas y con el apoyo del
Padre Valencia y otras grandes personalidades de la ciudad, quienes apoyaron en
deporte desinteresadamente, iniciaron la construcción del hoy Estadio Hernán
Ramírez Villegas, sin solicitar un solo peso al Gobierno Nacional.
Vendiendo empanadas y otros productos, poco a poco la ciudadanía fue
adquiriendo los materiales para la construcción de este importante campo de
juego y mientras avanzaba la obra, la delegación de Ibagué entregó a Pereira la
sede para los Juegos Deportivos que finalmente se desarrollaron en la capital
para 1974. Posteriormente el Deportivo Pereira se trasladó a su nueva casa.
El traslado del rojiamarillo para una nueva sede ocasionó que la gente
olvidara al Fortín de Libaré. “Nadie le volvió a prestar atención al estadio,
todo se volvió una selva y fue entonces cuando yo me presenté ante el Concejo
de Pereira y propuse, como presidente de la Corporación Deportiva, que este
espacio se lo entregaran a la corporación y sirviera para el fútbol aficionado.
Ellos me hicieron caso”, narra Ramírez, mostrando en su rostro el orgullo de
este logro.
El Fortín de Libaré fue entregado a la Corporación Deportiva a través de
acciones donde el municipio era el accionista. Para el año 1981 la comunidad empezó a
gestionar recursos propios para la remodelación del recinto que posteriormente
adquirió el nombre de Mora Mora, en honor al médico Alberto Mora Mora,
reconocido porque atendía a todos los deportistas de las diferentes disciplinas
que representaban la ciudad a nivel nacional.
Para la época nació la Copa Ciudad Pereira, y desde entonces el Mora
Mora ha servido a selecciones juveniles, de mayores, de fútbol aficionado y
selecciones risaldenses, también como lugar de recreación para la comunidad de
barrios aledaños que no tienen acceso a este tipo de espacios.
Para Ramírez, el Mora Mora es como un hijo, pues asegura que fue allí
donde nació todo, y es este el único pulmón que tiene la ciudad para practicar
deporte. Es un espacio que estará en la ciudad de por vida.
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