viernes, 22 de marzo de 2013

¿Qué pasa con la cancha de ciudad Jardín?


La cancha del barrio Ciudad Jardín es una de las pocas en la ciudad que no ha sido cubierta con gramilla sintética y tiene costo de entrada. Es la única que tiene un restaurante en los camerinos y, en definitiva, es la única cancha pública que funciona como una empresa privada.


No es común que un espacio concebido para el beneficio público termine convirtiéndose en una empresa privada, antes de que esto suceda quien pretende privatizar tal espacio debe superar la resistencia que suelen oponer los actores sociales que se ven afectados con la pérdida del espacio público. Bueno, no es tan extraño que pase, a veces la gente se hace la de la vista gorda y simplemente deja que las cosas pasen, aunque siempre hay alguien que levanta la voz para evitarlo. Aunque, para ser honestos, es muy común, uno podría decir que es el pan de cada día. Que algunos oportunistas se aprovechen de los bienes públicos para beneficio propio y, finalmente, los privaticen sin recibir ningún tipo de oposición, es algo normal en estas latitudes.

Es exactamente lo que ha pasado con la cancha del barrio Ciudad Jardín. La cancha es ahora una empresa privada, una más o menos rentable de la cual, como es de esperarse, el barrio no recibe ningún beneficio ¿quién se beneficia entonces? En el fondo del asunto hay una pugna entre los integrantes (por naturaleza interinos) de la junta de acción comunal y los pretendientes a integrantes de la junta de acción comunal.

La junta de acción comunal de Ciudad Jardín ha pasado por varios percances que han evitado que haya un organismo de control sólido, uno que ejecute acciones tales como determinar qué pasa con la cancha del barrio. La junta ha tenido durante mucho tiempo el mismo líder, durante ocho años para ser precisos; luego, producto de una masiva votación en blanco, se produjo un vacío que, tras varias movidas burocráticas, llenó el mismo hombre que durante ocho años estuvo a la cabeza de la junta. Cumplido el periodo establecido para las nuevas elecciones, fue elegida una “plancha” que, luego se sabría, incurrió en varios errores de procedimiento en su constitución (familiares ejerciendo diversos papeles al interior de la junta) y fue impugnada. De nuevo el vacío fue ocupado por el mismo sujeto que por varios periodos ha estado a la cabeza de la junta. Es un cuento que no acaba.

El hombre que por varios periodos ha encabezado la junta es el señor Orlando Guevara, el mismo que administra la cancha del barrio y recibe el beneficio directo de la misma. Aunque este periódico ha intentado contactar al señor Orlando en varias ocasiones, no ha sido posible. Luz Dary Cardona, integrante de la junta que fue impugnada por errores en el procedimiento (que además vive en la casa destinada como salón comunal), afirma que “esa cancha pertenece a este barrio y ese señor hizo una asociación con esa cancha, él tiene una asociación ahí” dice además que  “hasta ahora no nos ha rendido cuentas y creo que a ninguna otra persona. Él administra esa cancha desde el año 96 que él es presidente, por eso molesta tanto y no nos deja trabajar”.

Los vecinos del sector, más ajenos a la política, dicen que hay “irregularidades con el manejo de los recursos del barrio”. La cancha figura como propiedad de la alcaldía y su uso debería ser, indudablemente, público. Mientras las autoridades correspondientes toman medidas, la comunidad tendrá que conformarse con pagar el ingreso a su cancha y, por si acaso alguien siente hambre durante el partido, pasar a comerse algo en los camerinos. 

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