Es
una de las directoras más respetadas en el periodismo cultural colombiano. Su
poder y capacidad de entrevistar son ya un lugar común en los círculos
especializados.
Es
mediodía en la terraza de una universidad local. Un auténtico sol de justicia
–de esa misma que no brilla en los estrados– golpea martillante en el rostro de
Marianne Ponsford. Unos lentes la protegen mientras contesta con paciencia las
preguntas de un grupo de estudiantes que graban un programa televisivo.
Marianne,
directora pereirana de la revista Arcadia, uno de los escasos ejemplos de
exitoso periodismo cultural en Colombia, se afana porque la esperan varias
tareas pendientes antes de regresar a Bogotá. Una de ellas, el editorial sobre
las violentas fotografías publicadas en Twitter por el ex presidente Álvaro
Uribe.
Sobre
la labor en su revista, comenta: “creo que el país está cambiando y lo que no
cambian son las preguntas, el país cultural es un país muy vivo y de enorme
energía y vitalidad que en este momento mueve un tres por ciento del PIB, pero
que todavía nos quedamos como en los discursos y nos quedamos en ideas del
pasado. Es más difícil sacudirnos de esas ideas de lo que parece”.
Se
muestra muy positiva respecto al futuro de las revistas de este tipo: “no es tan
difícil mantener una revista: hay publicidad, público, lectores, lo que hay es
que creer y entender que esos procesos no pasan por los grandes medios y que
hay que buscarlos por otros caminos que no son los habituales, inventar o saber
reconocer esos otros caminos”.
Industria cultural
Aunque
el sol persiste, como queriendo aplastar a todos los presentes en la terraza,
apenas aliviados por unas cuantas ondas de viento frío, Marianne no se inmuta y
continúa hablando con énfasis, aunque sin perder la compostura.
Para
ella, “vivimos en la civilización del espectáculo, siempre hemos vivido un poco
en ella, pero eso es lo que ha pasado en todo el mundo como en Europa las
industrias en culturales y creativas son el 10 por ciento del PIB europeo”.
Este hecho cree que siempre ha existido, pero no se había cuantificado debido a
que se consideraban a la cultura y al dinero como elementos que no se
mezclaban. En la actualidad es más que evidente la necesidad de rentabilizar
todos los festivales y encuentros de todo tipo. “Tienen que generar beneficios
económicos, y eso está bien que lo hagan, si no se pueden acabar”.
Arcadia
pertenece al Grupo Semana, a cuya cabeza está Felipe López, uno de los hombres
más influyentes del mundo editorial colombiano. Sobre la relación que tiene él
con la revista refiere que “no existe, como él mismo dijo en el libro que
acaban de sacar (‘Felipe López, el hombre detrás de la revista Semana’, de Juan
Carlos Iragorri), cosa de la cual me sentí muy orgullosa, dijo que yo era una
dictadora y que yo no dejaba que él se metiera… tengo total libertad para hacer
lo que yo quiera en esta revista”.
La
conversación termina mientras toma un ascensor, a la vez que le informan que
los directivos de la universidad la esperan para almorzar. Se nota algo
contrariada, pues tiene poco tiempo disponible y su vuelo sale en poco.
Suspira: “bueno, iré, qué pena dejarlos esperando”. El editorial sobre Uribe se
ha quedado en el tintero, por ahora.
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