viernes, 15 de julio de 2016

Opinion / Del desempleo al ocio. Por: Alberto Antonio Verón Ospina

Que bueno sería cambiar la palabra desempleo por la palabra ocio. Así la ciudad de Pereira dejaría de ser una de las ciudades con mayor desempleo y se transformaría  en una de las que tiene mayor ocio. Ocio para que hayan fiestas en los parques y eventos culturales a bajo costo en los teatros.

Aunque hay una gran diferencia entre la palabra ocio y la palabra desempleo, ambas comparten una variable: el tiempo. El desempleo está marcado por la duración de la escasez mientras el ocio se orienta a la vivencia en el tiempo  de prácticas lúdicas y culturales.

A los más pobres se les llama desempleados, mientras que los otros son ociosos dueños de su tiempo.  Las angustias puras y duras de la vida son las del desempleado, mientras el pensador que goza del ocio para escribir sus textos se levanta  sin la angustia de  tener el arrendo, el mercado y los servicios  sin pagar.

La necesidad de tiempo para el ocio es una de las demandas más fuertes de quienes tienen un mayor desarrollo económico , mientras la urgencia de superar el desempleo es el drama estructural que padece nuestra sociedad.

Durante los años sesenta y setenta Pereira  fue una sociedad  que tuvo café y contó con una pequeña y mediana industria  que  favoreció la llegada de cientos de familias de otras regiones del país. Barrios como el 1 de Mayo o  Valher en Dosquebradas crecieron a la sombra  de la idea de una ciudad industrializada y con empleo.

En los años ochenta ese sueño se fue a pique:  la ruptura de los pactos cafeteros y la  apertura económica facilitaron el camino a una generación de trabajadores de maquila,  informales de todo tipo, que empezaron a llegar a una  ciudad sin empleo o que se encontraron con la ilusión del rápido enriquecimiento a través del narcotráfico.

La década de los noventa fue un viacrucis que se logró superar con  grandes obras como el Viaducto o el mismo terremoto de 1999 que trajo recursos capaces de frenar la magnitud del avance del desempleo en Pereira.


A principio del año 2000 el desempleado pereirano se volvió migrante y sus  remesas se convirtieron en la manera de que los migrantes hicieran de sus hijos, ociosos  que tendrían las oportunidades que sus padres no tuvieron. Al menos fue esa la esperanza.


                                             
                                                                                             Fotografia tomada de internet. 

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