Las aguas lluvias y las
aguas de Barajas caen
por el talud de tierra provocando humedades en las
viviendas que están en la barrio El Rocío Medio.
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A
los vecinos de El Rocío Medio la infiltración de aguas en un talud los tiene
durmiendo con intranquilidad desde hace décadas. Hace más de 30 años viven con
el agua en seis de sus casas y, más que damnificados, se sienten abandonados.
En una de las viviendas en
el barrio El Rocío Medio viven 20 personas, todas ellas afectadas por la
humedad que generan las aguas provenientes del barrio Barajas, aguas que se
intensifican en época de invierno y deja las paredes de sus viviendas en
completa humedad, provocando la propagación de moscos y de un frío que hela los
huesos. Así como en esta, pasa en otras viviendas del sector.
No es sino entrar a la casa
de Sora, una mujer que hace apenas 10 años pudo encontrar en este rincón de la
comuna un lugar para para tener casa propia; sin embargo, cada que llega el
invierno, no es más que otra mujer sin opciones. VECINOS estuvo en su casa y se
encontró con una situación lamentable. Doña Sora, la buena vecina que todos
reconocen, se encuentra enferma de gripe, de fiebre y teme que sea dengue por
la cantidad de zancudos que rondan su casa. Así con la fiebre, y un poco
indispuesta se atrevió a mostrar las paredes de su casa, en su mayoría con
filtraciones.
Aunque la situación de El
Rocío Medio ha mejorado por más de 30 años; el color de sus casas es lúcido, los
transeúntes pueden gozar de cálidos colores por lo que se avista desde afuera;
los predios se ven bien, hacen juego con la carretera que está novísima, pero
que casi no es utilizada por la comunidad; pero más allá de todo, de los vivos
colores y la amabilidad de alrededor de 50 personas que viven ese tramo, existe
una problemática mayor.
El sol que por esta época se
apaga y le da la bienvenida a las lluvias, no es motivo de celebración para
este número reducido de pobladores, pues antes de que llegue la temporada
invernal deben prepararse para que sus paredes no sirvan de cómplices con la
fiebre, la tos y las enfermedades que se derivan de vivir en el frio. “Llevo 36
años viviendo en El Rocío y nunca ha mejorado la situación, siempre es lo
mismo, y cómo no sabemos cuándo va se va a terminar este dolor de cabeza nos toca
hacer algo a nosotros”, dice Luis Eduardo Benítez, líder comunitario del
sector.
Luis es reconocido en la
comunidad por su constante actividad, con los vecinos de Barajas, que también
se solidarizan con la situación. Ha trabajado en la problemática de manera
artesanal, sin lograr que las aguas que bajan por el talud de tierra se
detengan. “Es que mire, es un problema que nosotros entendemos, que la
comunidad de Barajas entiende y por eso se solidariza con los de allá abajo”,
dice Alfonso Correa Mazo, líder comunitario de Barajas, un sector mejor
favorecido.
Diana Cárdenas es otra damnificada
por la situación. En su vivienda, en la cual hace 20 años también se presentan
los mismos daños, su familia sufre las consecuencias con las lluvias frecuentes
que se presentan en abril-mayo y septiembre-octubre, las dos épocas del año
donde tienen que soportar el peso del agua que cae. “Es que también sentimos
miedo por el pedazo de tierra que se puede venir encima”, sentencia Diana.
El terreno en el que están
construidas las seis casas perjudicadas, dicen los vecinos, pertenece a una
constructora. “Ellos tiene que pagar el impuesto predial y tengo entendido que
tienen que pagar a una constructora”, dice Alfonso Correa. Este medio se
dirigió a la constructora Dipricon, encontrándose con la respuesta de un ingeniero
que no quiso dar el nombre: “no creo que se les dé información en la
constructora, la constructora siempre dice que eso se maneja en la administración
y no da declaraciones”, afirma.
Pero de parte de la
administración llegaron las soluciones. La Empresa de Aguas y Aguas construyó
sumideros para controlar la situación, sumideros que terminó hace más de dos
meses, pero que hasta ahora no mitigan la emergencia.
Los vecinos de ambas
comunidades, sin embargo, se unen para darle solución a la problemática, porque
como dice Alfonso, la situación es de solidaridad. “El barrio Barajas no cuenta
con una junta de acción comunal, entonces le toca a uno presionar para que haya
una colaboración con los vecinos”.
Dato: 30
años llevan recibiendo las aguas que caen de sus vecino, el barrio Barajas, así
han logrado soportar las adversidades.
Voces:
¿Cómo es la situación que
vive en el sector?
Margarita
Vanegas
“Tengo 12 años de vivir en
el sector y siempre he tenido el mismo problema, ya uno se acostumbra”
Sora
Alicia Millán
“El barranco está en malas
condiciones cuando menos piense se cae, y nos deja sin casa”
Miriam
Villa
“Ese problema no se ha resuelto
con los sumideros, las recámaras de la parte superior no han servido y esto
puede terminar mal”.
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