El placer de protegerse
Hablar de
condones sigue siendo un tabú en nuestra sociedad, aunque no lo creamos. Preguntar
a las personas sobre lo primero que se les viene a la cabeza cuando escuchan la
palabra condón es motivo de sonrisas picaronas, risa jocosa e incluso seriedad
absoluta. El rostro nos delata, pero ¿qué hay de malo con eso?
Seguramente han
visto el comercial de condones donde se da un diálogo entre dos amigos en una
cafetería, cuando pasa una chica por detrás de ellos y uno de los amigos le
dice al otro:
–¿Se acuerda de Ana? –, le pregunta seriamente.
–Claro, como no voy a recordarla–, responde con la satisfacción
que le produce la memoria.
–Tiene Sida–, le dice su amigo alterado.
Mientras su compañero intenta comprender lo que le acaban de
decir, llega la novia actual y lo saluda efusivamente. Al ver su cara aterrada,
le pregunta qué ha pasado.
Esta es
probablemente una historia real, de esas que le suceden al amigo de un amigo;
no sabemos cuándo pueda llegar a ocurrirnos, lo que sí sabemos es que podemos
evitarlo.
Mónica
Mogollón, coordinadora del Área Joven y psicóloga de Profamilia, sede Pereira,
asegura que nunca está de más hablar sobre el condón. “Aparentemente hay una
información en la población, pero la gran mayoría no usa el condón”.
Culturalmente
existen diferentes razones por las que las parejas no utilizan el condón como
principal método de protección. Desconocen, quizás, que proporciona mayor
porcentaje de seguridad que el resto de los métodos anticonceptivos; usado correctamente,
ofrece un 85 por ciento. Si en una relación sexual el hombre utiliza el condón
y la mujer una píldora anticonceptiva, la protección contra un embarazo
indeseado aumenta al 93 por ciento.
El condón es
una cubierta o funda fabricada en látex delgado y resistente que utiliza el
hombre durante la relación sexual. Es el único método anticonceptivo temporal
disponible para el hombre en la actualidad, también es el único que previene el
contagio de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) como el contagio de VPH
(Virus del Papiloma Humano) y el VIH-Sida o, en otros casos, el embarazo no
deseado.
Según la última
Encuesta Nacional de Demografía y Salud realizada en el 2010, el 20 por ciento
de las adolescentes de Risaralda (entre 15 y 19 años) ya es madre o está
embarazada de su primer hijo. Solo el 50.5 por ciento de los embarazos y
nacimientos ocurridos en los últimos cinco años han sido deseados, 28 por
ciento lo quería -pero más tarde- y 22 por ciento lo reporta como francamente
no deseado.
El 84 por
ciento de las mujeres casadas o unidas de Risaralda utiliza un método
anticonceptivo, el más usado es la esterilización femenina con un 35 por ciento.
Mogollón
además advierte que “tenemos una cultura curativa, mas no una cultura
preventiva”, por lo que el uso profiláctico del condón no es tan relevante
entre las parejas. Solo 9 por ciento de las mujeres en unión utiliza el condón
en sus relaciones sexuales, lo anterior significa que un 91 por ciento no toma
ningún tipo de precaución contra las ITS y el VIH.
“El condón lo cargo yo”
Las campañas de
educación sexual buscan trabajar los imaginarios y las creencias erróneas sobre
el uso del condón, pero también trata de incentivar a las mujeres para cargar
el condón en caso de que los hombres no lo tengan a la mano. “Hablar de condón
también significa hablar de derechos, porque los hombres y las mujeres tenemos
derecho a cuidar nuestra integridad y nuestra salud”, manifiesta.
“Una de las
razones por las que las mujeres no exigen el condón es porque les da pena
cancelar la relación sexual, pero es más penosa y desafortunada la situación
cuando después de un examen se dan cuenta que tienen alguna enfermedad de
transmisión sexual, entonces qué es más vergonzoso, ¿quedar mal con el chico de
la cita o con la salud de uno mismo?”, dice, además de mencionar que cuando se
trata de una relación de pareja se debe negociar con el otro.
Continúa: “en
cualquier circunstancia se debe usar el condón. Condón no es sinónimo de
infidelidad o promiscuidad, significa protección, amor por sí mismo”.
Mogollón
también argumenta que las campañas deben ser incluyentes, porque no se trata
solamente de relaciones heterosexuales. “El uso del condón debe ser promovido
también por las parejas homosexuales, no debe ser sexista, los servicios de
salud deben ser más amigables cuando se trata de educar y de facilitar el
acceso al anticonceptivo, debe ser libre de toda discriminación”.
Por esta y
muchas razones es indispensable el uso del condón. Que aburre, que no se siente
igual, que no hay tiempo que perder, son excusas que no tienen presencia a la
hora de cuidar nuestra salud.
Tipos de condones
Para los que
piensan que usar condón es aburrido, existe gran variedad de condones que
permiten aumentar el placer en las relaciones. Los hay de diferentes texturas,
aromas y sabores, por lo que no podemos hablar de monotonía si se trata de protegernos.
Espermicida: contiene espermicida en la superficie y en el
interior del condón, está compuesto de sustancias químicas que anulan la
función de los espermatozoides.
Saborizados: son perfectos para
el sexo oral. Los puedes encontrar de diferentes
sabores y aromas: fresa, banano, vainilla, maracuyá, tutti fruti y rosas.
Texturizados: también llamados
Punto G o estimulantes, contienen diferentes texturas en su superficie como puntos
sobresalientes, rizados o canales ondulados que simulan la textura de un pene e
intensifican el placer en la mujer.
Lubricados: hace que la
penetración sea más fácil.
Retardante: poseen sustancias
anestésicas que restan sensibilidad en los hombres, lo cual previenen la
eyaculación precoz y le da durabilidad al acto sexual.
Fluorescentes: brillan en la
oscuridad, para que te guíen cuando se apaguen las luces.
Extra finos: son muy delgados,
por lo tanto habrá más sensibilidad en el acto sexual.
Con vibrador: tienen un pequeño
dispositivo que convierte al condón en un vibrador temporal.
El condón femenino
El condón
femenino es muy escaso en Colombia; su costo dobla al del preservativo común,
por lo que es de exigua comercialización. “Generalmente a las mujeres no nos
gusta introducirnos ningún cuerpo extraño por la vagina ya que nos molesta o
nos incomoda”. En este caso, el condón femenino es bastante similar al común,
es decir, se trata de una funda de látex sujeta a un aro del mismo material que
se introduce por la vagina, dejando por fuera el anillo de látex, que es el
orificio por donde el hombre penetra.
“Hablar de condón también significa hablar de derechos, porque los
hombres y las mujeres tenemos derecho a cuidar nuestra integridad y nuestra
salud”. Psicóloga Mónica Mogollón.
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