Mezcla de sueños y pujanza, una actitud emprendedora y una perfecta combinación entre sabiduría extranjera y aroma a café, forjaron un ideal que hoy tiene un lugar especial en el libro de historia de la ciudad. La Lucerna ha sobrevivido por más de cinco décadas.
Era 1959 cuando el pastelero suizo Max Jourdan decidió, después de pisar
tierra cafetera, apostarle a los sabores únicos que solo ofrece la región y al
unir sus conocimientos extranjeros y la materia prima colombiana, logró
construir una “historia muy dulce”, que por generaciones y hace ya más de cinco
décadas sigue estallando en el paladar de los pereiranos.
Hasta una casona vieja ubicada en la en la calle 19 entre carreras 6a. y
7a., donde hoy es el Centro Comercial Alcides Arévalo, llegó este extranjero que
en medio de paredes y piso de bahareque se inspiró para dar inicio a lo que hoy
es la tradicional Pastelería La Lucerna.
“Era un lugar muy pequeño y humilde donde solo atendían el dueño y una
empleada, allí vendían panes, gaseosas y helados; a pesar de la incomodidad,
era muy acogedor”, recuerda como si fuera ayer María Adalgiza Peña, la mujer
que por 35 años prestó sus servicios a esta pastelería, ganándose el título de
la empleada más antigua del lugar.
Con el paso de los días Jourdan empezó a ver la necesidad de conseguir
un lugar más amplio para atender a sus fieles clientes, fue entonces cuando tomó
sus herramientas de trabajo entre hornos y batidoras y se mudó a una casa de
dos pisos, ubicada en la calle 18.
Crecimiento
El negocio empezaba a crecer y ganar reconocimiento mientras que con
gran ingenio el pastelero suizo
experimentaba entre sabores para crear nuevos
productos con los que pudiera conquistar no solo el corazón de un pueblo, sino
un país entero.
Entonces los helados no solo fueron los únicos en hacer famosa a La
Lucerna. Jordan después de haber sumado a su menú finos pasteles europeos,
combinó las recetas de los turrones italianos y franceses con el sabor del café
y el maní, logrando un producto tan exquisito que en poco tiempo se convirtió
en la golosina típica de la región cafetera.
“Mi jefe empezó a tomar las claras de huevo que le sobraban y empezó a
experimentar hasta lograr los famosos turrones de La Lucerna que todos querían
comprar”, comenta Adalgiza, quien además siente gran orgullo de haber
participado en el desarrollo de este proyecto empresarial de talla
internacional.
Las nuevas construcciones poco a poco fueron cambiándole el rostro a la
ciudad y por segunda vez La Lucerna debió cambiar de ubicación, sus visitantes
aumentaban día tras día y se vio la necesidad de prestar un servicio más cómodo
para la comunidad, fue así como los miembros de esta empresa llegaron de nuevo
hasta la carrera 19 entre carreras 7a. y 8a. donde hoy siguen luciendo sus
productos.
La clase y el glamour propios del nuevo local atrajo a propios y turistas
de todo el país e, incluso, de todo el mundo. Los invitados especiales no se
hicieron esperar y entonces artistas,
actores y políticos ocupaban las mesas de la pastelería para vivir en carne
propia una experiencia única de sabores.
Personajes como Roberto
Gómez Bolaños - El Chavo del Ocho-, Rubén
Aguirre Fuentes - El Profesor Jirafales-, César Gaviria Trujillo, Alfonso López Michelsen, Monseñor Fabio Suescún Mutis,
Monseñor Darío
Castrillón Hoyos, entre muchos otros, visitaron la pastelería.
“Por mi desempeño y honestidad terminé siendo la Supervisora General de
la empresa y entonces mi jefe, quien me decía Ada de cariño, pues no podía
pronunciar mi nombre, destinó que fuera yo quien le diera la bienvenida a estas
importantes personas; era un orgullo poderles leer los discursos de
agradecimiento por su visita.
Pero más que tener la oportunidad de conocer a estas grandes
personalidades e interactuar con ellos durante su estadía, para Adalgiza el
mejor momento de su trabajo era cuando se convertía en testigo de los romances
más sinceros y transparentes que nacían tras las copas de un helado Peach
Melba.
“Era muy grato cuando llegaban constantemente a la pastelería parejas de
novios a compartir de un momento romántico y después de un tiempo cuando creía
que no los volvería a ver, regresaban ya casados y con hijos; así me ocurrió
con los padres de la tenista Mariana Mesa”.
En la actualidad La Lucerna es una empresa de talla nacional, con tres
plantas de producción y 54 años en el mercado de alimentos.
Por este lugar pasan a diario aproximadamente 2.000 personas,
entre locales y turistas, convirtiendo este espacio en un punto de encuentro
para todos los pereiranos, y en el lugar perfecto para empezar una amistad, una
relación amorosa o un acuerdo de negocios.
desde España damos fe de que hasta aquí han llegado los turrones de mani
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