Comuna amarilla
Con amarillos intensos al nacer, opacos al caer y oscuros al morir, el guayacán hace explosión de su belleza natural a lo largo de la Circunvalar.
Sus flores adornan las calles y andenes, contrastan con el verde de los grandes árboles que escoltan la avenida principal, consiguiendo la mezcla y el toque perfecto para ambientar la temporada de pleno sol que vive la ciudad en el inicio del año.
Un árbol como el guayacán (Tabebuia guayacán), o también llamado Lapacho, alcanza una altura entre 30 a 40 metros, equivalente a un edificio de más de 10 pisos. Se caracteriza por poseer una madera muy dura y colores claros, con la copa densa y el follaje concentrado hacia los extremos de las ramas.
Además del popular amarillo, el rosado es otro especie que es originaria de El Salvador, y es la expresión de la primavera y verano en algunos países latinoamericanos. Las flores que relucen del árbol están juntas de 2 a 3 grupos con forma de campana por cada rama. Su caída es lenta, suave y circular.
Al caer, se crea un tapete tupido, en este caso amarillento, muy afortunado para las fachadas de casas o negocios cercanos al árbol, pero no con tanta suerte para quién debe limpiar las flores marchitas. El guayacán se caracteriza por florecer antes de que el follaje vuelva a brotar.
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