El Bosque, isla de solidaridad
La tranquilidad de El Bosque parece no perturbarse en ningún momento del día.
Un barrio popular atípico, donde las calles permanecen solitarias.
Contrario a cualquier otro barrio popular, las
calles permanecen poco transitadas en la mañana y el ruido es casi inexistente.
De hecho, los niños no se ven. El Bosque está enclavado en el extremo
nororiental de la Comuna Universidad, aledaño al jardín botánico de la UTP.
Son casi trescientos metros de loma empinada para
llegar hasta la parte baja y plana del barrio. Alrededor todo es naturaleza:
guaduales, sietecueros, acacias, carboneros y arbustos de diferente especies rodean
varias fuentes hídricas, entre ellas tres humedales. Y allí, en el centro, un
puñado de personas que creen en la solidaridad.
Para actuar juntos siempre están listos. Ejemplo de
ello es la cancha polifuncional (microfútbol, basquetbol y voleibol) ubicada
cerca de los humedales y la cual fue construida con ayuda de toda la comunidad
que no solo gestionó recursos, también puso la mano de obra.
Para reafirmar esto, al final de cada una de las
tres calles de la parte plana hay una caseta pequeña en las cuales se
construyeron parrillas, incluso en una de ellas existe un horno artesanal donde
se hacen asados, además algunos productos de panadería durante los fines de
semana, como una manera de encuentro entre vecinos.
Carmen Lince, presidente de la Junta de Acción
Comunal, recibe a los visitantes en su casa, que en realidad parece un taller,
pues su esposo se dedica a la ebanistería. Allí, en medio de residuos de madera,
corren tres perros de su propiedad. Al fondo, en un cajón de madera y bien
protegidos, cuatro cachorros con una semana de nacidos esperan a su madre.
Y eso, mascotas, es lo que abunda en el barrio, se
ven por todas partes. Incluso, un enorme perro negro, llamado Titán, es el
guardián del barrio y se encarga de alertar sobre la presencia de intrusos.
Carmen, junto con otras mujeres, participan del
proyecto Mujeres del bicentenario, que busca formarlas en la fabricación de
artesanías y el involucramiento con el fomento del parque arqueológico Salado
Consotá, ubicado cerca de allí.
Como presidente de la Junta de Acción Comunal, Carmen Lince permanece
al tanto de todo lo que pasa en su barrio. Gestionar recursos y mejorar la calidad
de los habitantes son algunas de sus prioridades.
Antecedentes
Marco Tulio Londoño hace parte de la familia
fundadora del barrio, por allá en 1991. En sus incios, estos terrenos hacían
parte de la finca La Conquista, comprada por Arley Henao y Marco Tulio Villa,
para después hacer un loteo de la misma y venderla a un precio módico a un
grupo de 42 familias.
Marco Tulio Londoño es descendiente de las familias fundadoras del barrio.
Él tiene como rutina cuidar las pocas reses de su propiedad que deambulan por los potreros aledaños.
Ese grupo inicial permanece casi intacto, haciendo
de este un barrio particular: abundan los propietarios y son escasos los
inquilinos. Por eso una de las preocupaciones principales es la seguridad, la
misma que los lleva a organizarse y perseguir de manera persistente cualquier
atisbo de delincuencia o de comportamientos que afecten la tranquilidad del
sector.
Así, son conocidas las persecuciones grupales a los
osados ladrones que se atreven a ingresar al barrio, así como el llamado de
atención para quienes consuman sustancias narcóticas en la vía pública. Tampoco
falta el control social de aquellos que causan demasiado ruido. En fin, un barrio que vive bajo control.
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