Una voz refrescante
En su apartamento, ubicado en la zona aledaña a su lugar de trabajo, tiene los espacios que
necesita para relajarse un rato antes de reiniciar su exigente jornada laboral.
Después de varias décadas de status quo, Caracol Radio Pereira cambia su principal voz informativa
y apuesta por una joven mujer como directora regional de noticias. Comunicadora
social periodista, se vino de Armenia porque “no quiero ser una vaca sagrada
del Quindío”.
Su voz, tintineante cascada en pleno mediodía de un verano,
es la misma que acompaña a sus oyentes del eje cafetero desde hace seis años.
Suena juvenil, alegre y, algo paradójico, confiable, por la precisión en los
datos, buena dicción y la seguridad expresiva, para nada plagada de los lugares
comunes que aquejan a quienes se anquilosan en su formación periodística. En
Caracol desaparecieron los previsibles “cerros tutelares”.
Siempre atareada, hubo necesidad de concertar varias
veces el encuentro para compartir sobre sus experiencias. Amable, cada fecha de
encuentro se canceló de manera anticipada hasta que se dio la oportunidad de
acompañarla en plena labor en el estudio de la emisora ubicada cerca de la
Circunvalar.
Conocerla tiene algo de sorprendente. Su figura
esbelta, cabello recogido, vestuario juvenil y seguridad expresiva le dan un
aire de estudiante universitaria aventajada. Y de cierta manera lo es. Iván
Darío Rayo y Luis Ochoa, sus compañeros de equipo en Pereira, ya tienen cómo
engalanar una cabina que añoraba una voz femenina refrescante.
“5… 4… 3… 2… 1… Claudia Ardila desde Pereira…”,
repite mientras revisa con insistencia un escrito dispuesto en el computador;
cambia mientras tanto algunos apartes posando tres de sus dedos en el teclado.
Esa mañana transmitiría información sobre las posibles irregularidades
cometidas por el Fiscal General al contratar asesorías legales con la Empresa
de Energía de Pereira.
La charla avanza mientras prepara la información que
lanzará al aire a nivel nacional en el espacio de 6 A.M. Hoy por hoy. Se le dio
paso desde Bogotá, transmite su información y, luego, más calmada, se dispone a
continuar con la entrevista mientras recoge sus pies descalzos en la silla
giratoria.
Chica de familia
Integrante de una familia compuesta por tres
hermanos y sus padres, a los 24 años ingresó a Caracol Radio, donde pronto puso
en práctica lo que ella denomina las buenas relaciones con diferentes
estamentos directivos regionales y nacionales de la cadena radial.
Su disciplina, que la lleva a levantarse a las 3:30
a.m., luego de escasas cinco horas de sueño, reforzó su certeza de saber que
algún día remplazaría a Herney Ocampo, antiguo director en Pereira.
Con una sonrisa amplia en el rostro cuenta sobre
cómo su padre le repite que debido a ella lleva trabajando 30 años en la misma
compañía, los mismos de la edad de Claudia. Entró a trabajar allí cuando ella
nació
.
Ya en su casa, ubicada en un conjunto residencial a
pocos metros de su lugar de trabajo, siente que “empieza a vivir” de nuevo,
para dedicarse a los pequeños placeres que le gustan: yoga en las horas libres,
mucho cine el fin de semana y leer con pasión sobre periodismo investigativo en
las noches, son algunos de los intereses de esta valluna nacida en Zarzal,
aunque gran parte de su vida residió en el Quindío.
Practicar yoga lo asume como terapia para mantener
el equilibrio entre cuerpo y alma.
Cantante frustrada
Por supuesto, no falta su buen rato de noticias
nocturnas y televisión, en particular
“La voz Colombia”, un programa que le recuerda sus dotes de cantante
frustrada, en particular de música setentera y pop. Dice amar las canciones de
Roberto Carlos y Miguel Bosé, aunque también hay lugar para el jazz.
Al hablar sobre rumba, la cara resplandece, pero se
le hace algo muy del pasado. Ahora es casi imposible debido a los horarios tan
exigentes de su trabajo: “ese ritmo de rumba y trabajo no lo aguanta nadie”,
dice. Interrumpe un momento la conversación para contestar su teléfono celular,
el cual a cada tanto suena con insistencia.
Los planes de fin de semana incluyen una buena dosis
de cine, sin particular preferencia por algún género. Eso sí, solo que no sean
de Jackie Chan. Al rememorar sus películas favoritas, menciona “Sueños de fuga”, con Tim Robbins y Morgan
Freeman, en particular porque “nunca debe uno perder la esperanza”.
Por supuesto, para rematar una buena salida a cine
nada como ir a cenar, en particular comida picante mexicana, peruana o
japonesa. Aunque cuando está en su casa no descarta unas buenas alverjas
preparadas por su madre, aunque manifiesta con claridad que no le gusta cocinar.
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