martes, 14 de agosto de 2012

Arquitectura / Obras impecables


Salmona está en la comuna


 Esta casa modernista es una de las piezas más valiosas del legado de Salmona
 en el Eje Cafetero. Su estado de conservación y uso familiar aseguran un largo futuro,
siempre y cuando continúe la dinámica que la ha marcado.
La audacia en la arquitectura es una virtud exhibida por los más reconocidos profesionales de este campo. Audacia no es temeridad, es diferenciación y creatividad. Y Rogelio Salmona supo ser audaz.



Aunque nació en Francia, Salmona se consideraba tan colombiano como las tradiciones más nuestras. No en vano siempre se enorgulleció de esta nacionalidad y supo difundir la imagen del país en múltiple espacios internacionales; de hecho, las culturas precolombinas marcan parte de su obra, además de la implementación de técnicas nuestras como el ladrillo a la vista.

 La escalera, que gira sobre sí misma, es uno de los elementos arquitectónicos más
destacados del interior de la vivienda. En la actualidad, la decoración y
mantenimiento de la misma resaltan sus líneas originales.
   
Nacido en 1929, pronto entra a trabajar en el taller del famoso arquitecto francés Le Corbusier. En Colombia se hizo famoso por obras como las Torres del Parque, la biblioteca Virgilio Barco y el Centro Cultural  Gabriel García Márquez, todos en Bogotá. En Cartagena, la Casa de huéspedes ilustres y la casa de Gabriel García Márquez también son obras suyas.

En la Circunvalar

En  el Eje Cafetero se destaca el Museo Quimbaya, en Armenia. En Pereira, el conjunto de 11 residencias en la avenida 30 de Agosto con calle 32A, 22 casas en la avenida Circunvalar entre calles 8 y 10 y una amplia casa en la carrera 13 No. 1-44, quizá una de las obras más llamativas de las construidas en la ciudad por este arquitecto.

Solo esta casa mantiene el diseño original, aunque
 el estado de mantenimiento no es el ideal.
Para Jorge Alberto Jaramillo, presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos –capítulo Risaralda–, esta casa es un ejemplo de patrimonio bien intervenido. La casa, habitada en la actualidad por una familia, cuenta con seis alcobas, cinco baños, dos salas, dos comedores y una cocina, además de espacios anexos como bodega, jardines, garaje y un estanque.



La enorme casa, de dos plantas y líneas modernistas, tiene un aire ágil y ha sido propiedad de cuatro familias diferentes (Cuéllar Arango, Londoño Saad, Valencia Salazar y Saad Chujfi). En ella la luz es primordial en todos los espacios, penetra a través de grandes ventanales que van del techo al piso. Además, las zonas verdes la rodean dándole frescura y sombra con varios árboles plantados allí.

El segundo piso tiene una cómoda terraza a la que se accede a través de una escalera en espiral con pasamanos y piso en madera. Esta pieza es una de las más llamativas al interior de la residencia, pues sus cualidades estéticas resaltan de manera evidente.

Las casas del Minuto de Dios

Esta es una perspectiva de las denominadas casas del Minuto de Dios,
que en la actualidad quedan ocultas por el atiborramiento de avisos y
otros elementos que camuflan sus fachadas
Llamadas así de manera despectiva, estas casas fueron construidas entre 1961 y 1962 pensando en la clase media, en momentos en que la Circunvalar tan solo tenía quintas de grandes proporciones. De ahí la denominación burlesca que les dieron en un principio. 

La firma pereirana de arquitectos Cuéllar, Villegas y Vélez solicitó el diseño a Salmona. De acuerdo con Javier y Armando Ramírez Villegas, en su libro “La historia de un barrio. La Circunvalar”, “estas casas, de haberse conservado su estilo original, representaría hoy en día un patrimonio arquitectónico de valor incalculable. Fueron despreciadas, quizá, porque la ciudad no estaba acostumbrada a este tipo de desarrollo urbanístico, tipificado por casas contiguas, de varios niveles y sin grandes espacios”. 

En la actualidad las edificaciones han sido modificadas de manera notoria, perdiendo gran parte de su identidad y sirven como locales comerciales de diferentes tipos: bares, centros médicos, restaurantes y otros similares. De hecho, algunas ya fueron demolidas, en un acto que demuestra falta de interés por el patrimonio arquitectónico de la ciudad. Solo una casa del conjunto conserva la fachada, aunque en mal estado.  

Pereira y la Comuna Universidad pueden preciarse de contar con obras representativas de diferentes periodos del que sin lugar a dudas es el más famoso arquitecto colombiano de la historia. Pero la memoria para conservar el pasado ha quedado, en parte, subyugada a los intereses de explotación comercial de unos pocos que no conocen su propia historia.

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