lunes, 30 de julio de 2012

Ciudadanía / Elecciones


Concejales en la Comuna

A pesar de los tres concejales con que cuenta la comuna, no se nota una acción coordinada para incidir en el desarrollo de la misma. La Comuna Universidad cuenta con tres sitios de votación en las elecciones: UTP, colegio Remigio Antonio Cañarte y el Gimnasio Pereira. El Concejo es un espacio de participación ciudadana que parece poco aprovechado por los habitantes de la comuna.

Apatía y compromiso, términos contradictorios, parecieran ser el diagnóstico inicial al momento de indagar sobre el compromiso político de los habitantes de la comuna respecto a la elección de concejales en la ciudad de Pereira.

Tres concejales, de los 20 que componen esta corporación en Pereira, viven en la Comuna Universidad. Ellos son María Cristina López Ambra, Rubén Darío Orozco Patiño y Juan Pablo Gallo Maya. Ellos tienen visiones diferentes sobre el proceso electoral en la comuna y la manera como lo asumen sus habitantes.

El acompañamiento decidido de amigos de sus hijos y de algunos vecinos tuvo la concejal López en la comuna, aunque nunca hizo una reunión en el sector. Considera que su reconocimiento proviene más del comercio informal, debido a sus antiguas labores en el sector público.

Reafirma que “hay una apatía porque la gente ha perdido credibilidad. Los políticos ya no tienen el reconocimiento de la ciudadanía”. La mayoría de los habitantes son empresarios o ejecutivos y lo público lo ven como un desgaste.

Este punto le llama la atención, tanto que dice: “me preocupa la apatía de la gente, no toma partido en las decisiones de ciudad, pero en el momento de reclamar sí están listos”.

Para el concejal Orozco la apatía es la nota predominante. Afirma que a pesar de llevar cuatro periodos consecutivos en ese cargo, en su propio edificio algunos “ni siquiera sabían que era concejal”. Explica esa situación con razones como que la “gente ya no cree en nada” y, también, “por la pérdida de imagen que tiene el Concejo Municipal”. No cree haber obtenido significativos votos en la comuna, salvo los de algunos allegados.

 Juan Pablo Gallo Maya
De manera contrastante, el concejal Gallo asegura que obtuvo “una votación importante en la comuna”. De hecho, considera que 650 de los 5.833 votos recibidos fueron de personas vinculadas a este sector de la ciudad. Ello lo explica por su constante presencia en el sector y a que lidera temas de interés para los habitantes.

Algo bien particular es la aparente distancia entre concejales y comuneros, pues no se percibe un trabajo coordinado. Incluso, los comuneros tienden a habitar en los barrios populares –El Bosque o Ciudad Jardín–, mientras que los concejales viven en Álamos y Pinares.

Obras son amores
María Cristina López Ambra

La concejal López apenas inicia su primer periodo, pero manifiesta que está al servicio de la Comuna para atender inquietudes que la afecten o para proponer proyectos de acuerdo en beneficio de la zona.

Su preocupación inicial son los bares en las cercanías de la UTP, por las implicaciones que tiene en los adolescentes que se forman allí. También pensaba en la seguridad, aunque los conjuntos cerrados la proveen, pero la dejó algo tranquila la iniciativa de la Policía para ubicar un CAI en Álamos.

Se manifiesta también en contra de la violencia del ruido, lo que demuestra falta de tolerancia y respeto por los demás, causando de hecho situaciones que denominó “de desplazamiento” para los habitantes que vivían desde hace mucho tiempo en la comuna. Considera necesario repensar el asunto del uso del suelo.

Gallo comenta que por su enfoque en la protección de los animales ha tenido una buena receptividad en la comuna. Otro asunto que ha trabajado y es de impacto local se refiere a la movilidad, aspecto en el cual tiene ya una propuesta para revaluar la medida de pico y placa con el fin de liberar a toda la comuna Universidad, pues considera que no tiene razón de ser debido a que la congestión es mínima o no existe.

Hizo énfasis en lo relacionado con los niveles de ruido, situación que ve con preocupación y de la que se considera una víctima. Las discotecas, a su parecer, se volvieron cosa de locos y hace un llamado para estar atentos con el nuevo PORTE (Plan de Ordenamiento Territorial) en lo relativo al uso del suelo. Además enfatiza en que la secretaría de Gobierno debe controlar niveles de ruido.

Rubén Darío Orozco Patiño 
Orozco refiere algunas de sus propuestas para beneficiar a la comunidad, dejando en claro que su deber es sugerir y proponer desde el ordenamiento jurídico, pero las obras son labor del ejecutivo municipal. A pesar de ello refiere que en la carrera 14, en la vía a Álamos, la avenida se ha tornado peligrosa por la alta velocidad de los vehículos y la presencia de ladrones. Para lo primero promovió la señalización y semáforos; para lo de seguridad ha insistido en el cerramiento de los lotes baldíos o de las zonas de protección ambiental, que son espacios por donde los delincuentes salen o escapan.

Sobre el ruido en la comuna es claro en decir que la llamada Zona C demuestra una falta de gobernabilidad por parte de los alcaldes, quienes terminaron permitiendo que “los hijos de papi montaran su negocio”, infringiendo muchas veces la ley, incluso haciendo mal uso de normativas como el Acuerdo 078 del 2009, sobre uso del espacio público, en particular antejardines, como en el proyectado bulevar.

Orozco promueve una iniciativa para regular el uso de caballos carretilleros, los cuales no podrán circular a partir del año entrante. Para ello apoya la financiación de vehículos para los propietarios de los animales.

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