Concejales en la Comuna
Apatía
y compromiso, términos contradictorios, parecieran ser el diagnóstico inicial
al momento de indagar sobre el compromiso político de los habitantes de la comuna
respecto a la elección de concejales en la ciudad de Pereira.
Tres
concejales, de los 20 que componen esta corporación en Pereira, viven en la
Comuna Universidad. Ellos son María Cristina López Ambra, Rubén Darío Orozco
Patiño y Juan Pablo Gallo Maya. Ellos tienen visiones diferentes sobre el proceso
electoral en la comuna y la manera como lo asumen sus habitantes.
El
acompañamiento decidido de amigos de sus hijos y de algunos vecinos tuvo la
concejal López en la comuna, aunque nunca hizo una reunión en el sector.
Considera que su reconocimiento proviene más del comercio informal, debido a
sus antiguas labores en el sector público.
Reafirma
que “hay una apatía porque la gente ha perdido credibilidad. Los políticos ya
no tienen el reconocimiento de la ciudadanía”. La mayoría de los habitantes son
empresarios o ejecutivos y lo público lo ven como un desgaste.
Este
punto le llama la atención, tanto que dice: “me preocupa la apatía de la gente,
no toma partido en las decisiones de ciudad, pero en el momento de reclamar sí están
listos”.
Para el
concejal Orozco la apatía es la nota predominante. Afirma que a pesar de llevar
cuatro periodos consecutivos en ese cargo, en su propio edificio algunos “ni
siquiera sabían que era concejal”. Explica esa situación con razones como que
la “gente ya no cree en nada” y, también, “por la pérdida de imagen que tiene
el Concejo Municipal”. No cree haber obtenido significativos votos en la
comuna, salvo los de algunos allegados.
Juan Pablo Gallo Maya |
De
manera contrastante, el concejal Gallo asegura que obtuvo “una votación
importante en la comuna”. De hecho, considera que 650 de los 5.833 votos
recibidos fueron de personas vinculadas a este sector de la ciudad. Ello lo
explica por su constante presencia en el sector y a que lidera temas de interés
para los habitantes.
Algo
bien particular es la aparente distancia entre concejales y comuneros, pues no
se percibe un trabajo coordinado. Incluso, los comuneros tienden a habitar en
los barrios populares –El Bosque o Ciudad Jardín–, mientras que los concejales
viven en Álamos y Pinares.
Obras son amores
María Cristina López Ambra |
La
concejal López apenas inicia su primer periodo, pero manifiesta que está al
servicio de la Comuna para atender inquietudes que la afecten o para proponer
proyectos de acuerdo en beneficio de la zona.
Su
preocupación inicial son los bares en las cercanías de la UTP, por las
implicaciones que tiene en los adolescentes que se forman allí. También pensaba
en la seguridad, aunque los conjuntos cerrados la proveen, pero la dejó algo
tranquila la iniciativa de la Policía para ubicar un CAI en Álamos.
Se
manifiesta también en contra de la violencia del ruido, lo que demuestra falta
de tolerancia y respeto por los demás, causando de hecho situaciones que
denominó “de desplazamiento” para los habitantes que vivían desde hace mucho
tiempo en la comuna. Considera necesario repensar el asunto del uso del suelo.
Gallo
comenta que por su enfoque en la protección de los animales ha tenido una buena
receptividad en la comuna. Otro asunto que ha trabajado y es de impacto local
se refiere a la movilidad, aspecto en el cual tiene ya una propuesta para
revaluar la medida de pico y placa con el fin de liberar a toda la comuna
Universidad, pues considera que no tiene razón de ser debido a que la
congestión es mínima o no existe.
Hizo énfasis en lo relacionado con los niveles
de ruido, situación que ve con preocupación y de la que se considera una
víctima. Las discotecas, a su parecer, se volvieron cosa de locos y hace un
llamado para estar atentos con el nuevo PORTE (Plan de Ordenamiento
Territorial) en lo relativo al uso del suelo. Además enfatiza en que la
secretaría de Gobierno debe controlar niveles de ruido.
Rubén Darío Orozco Patiño |
Orozco
refiere algunas de sus propuestas para beneficiar a la comunidad, dejando en
claro que su deber es sugerir y proponer desde el ordenamiento jurídico, pero
las obras son labor del ejecutivo municipal. A pesar de ello refiere que en la
carrera 14, en la vía a Álamos, la avenida se ha tornado peligrosa por la alta
velocidad de los vehículos y la presencia de ladrones. Para lo primero promovió
la señalización y semáforos; para lo de seguridad ha insistido en el
cerramiento de los lotes baldíos o de las zonas de protección ambiental, que
son espacios por donde los delincuentes salen o escapan.
Sobre
el ruido en la comuna es claro en decir que la llamada Zona C demuestra una
falta de gobernabilidad por parte de los alcaldes, quienes terminaron
permitiendo que “los hijos de papi montaran su negocio”, infringiendo muchas
veces la ley, incluso haciendo mal uso de normativas como el Acuerdo 078 del
2009, sobre uso del espacio público, en particular antejardines, como en el
proyectado bulevar.
Orozco
promueve una iniciativa para regular el uso de caballos carretilleros, los
cuales no podrán circular a partir del año entrante. Para ello apoya la
financiación de vehículos para los propietarios de los animales.
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