Para Marleny y para todos los habitantes del barrio El
Cortés la lluvia siempre ha sido un motivo constante de angustia, a pesar de
vivir a plenitud con el Consota como vecinos, todos son conscientes de que están
en una zona de alto riesgo.
El barrio se ha sabido reponer del desastre una y
otra vez cuando han quedado con el agua hasta el techo, aun así dentro de ellos
persiste el miedo de que un día esta historia de convivencia en la ribera del
río se pueda convertir en una tragedia; con la temporada invernal que se
avecina el miedo aumenta y la comunidad necesita soluciones.
En abril se cumplen tres años desde la última vez que el río
Consota se desbordó con mayor furia. Los vecinos de barrio El Cortés recuerdan
ese día como una pesadilla en la que lo perdieron todo, desde la alcaldía de
Israel Londoño y, tal vez, desde la fundación misma del barrio, está claro que
la reubicación es necesaria, pero la negligencia del Estado, de la mano con las
fallas en los procesos de reubicación, han hecho que esta decisión se aleje
cada vez que dan un paso hacia ella.
Actualmente hay 23 familias esperando reubicación en el
barrio, cuyos nombres ya han sido publicados en las listas como aprobados, solo
saben que después de las elecciones comienza el proceso. La reubicación no ha
sido uniforme ni igual para todos. Los mismos vecinos comentan que algunos
salen por ola invernal, otros por la Red Unidos para la superación de la pobreza
extrema y muchos otros por las gestiones hechas en los programas de vivienda debido
a su baja puntuación en el Sisbén; lo que sí ha sido igual para todos es la
travesía y que sin importar la diferencia de las casas donde habiten
actualmente a todos les tocará lo mismo, según ellos un apartamento de
reducidos espacios en el proyecto de vivienda de interés social Salamanca.
Algunos como Luis Alberto Suárez, quien fue presidente de la
junta de acción comunal del barrio durante 12 años, se queja de la situación y
de lo que para él ha sido un tratamiento injusto con las personas de El Cortés.
“Yo acepto el tema de la reubicación, pero una reubicación justa, esas
alcancías que entregan como apartamentos son un descaro”. El espacio y otras
irregularidades llaman la atención de Luis Alberto, que además se queja de las
condiciones en las que entregan el apartamento.
La primera de ella es que inmediatamente la familia se
reubica la casa es demolida, pero por otra parte también le han dicho que las
escrituras no las entregan hasta pasados 10 años en la nueva vivienda y que si
fallan el pago de dos meses de servicios, pueden ser removidos de la vivienda,
y con la casa anterior derrumbada eso significa quedar peor de lo que se estaba
antes. “La gente se va más que todo por miedo, porque ya han sido tres
avalanchas fuertes y llegará el día en que puede ser peor”, cierra el líder
reflexionando sobre la urgencia de su situación.
“Es una alegría muy grande saber que ya estoy en la lista,
ya no voy a sufrir la incertidumbre de que el río se va a desbordar siempre que
llueve”, comenta Luz Elena Arias, quien feliz acepta su reubicación a Salamanca
para volver a dormir tranquila. Ha sido necesario rebajarle el puntaje al
Sisbén para salir beneficiada, aun cuando con un puntaje superior la necesidad
de reubicación está latente para todos los habitantes.
Rocío Bajo,
desprotegido
En Rocío Bajo el Consota no se ha portado mejor, y con la
inundación más reciente en diciembre de 2013 afectó a una de las viviendas, más
el colapso lento pero progresivo de la gavionería que los protegía, la
comunidad busca soluciones por sus propias manos, como la construcción de nuevos
gaviones improvisados con llantas, bultos o piedras, o la gestión con recursos
propios del cemento necesario para reforzar las barreras.
Aunque la misma
comunidad acepta que para ellos es muy complicado negociar porque viven a gusto
en el barrio, desde hace cuatro años que Aguas y Aguas intervino la tubería de
acueducto y alcantarillado del barrio,
al parecer la obra afectó los gaviones que se han ido cayendo a pedazos,
dice la comunidad.
VOCES:
Javier Arenas, presidente JAC
“Nos sentimos privilegiados por el lugar donde vivimos, pero
nos preocupa que la administración no ponga los ojos en el barrio, nosotros lo
único que pedimos es protección del río”.
Hortensia Cardona
“La verdad estoy
feliz con la reubicación, cualquier cosa es mejor que dormir al lado del río,
que aunque a veces se ha portado bien una no sabe cuándo se lo va a llevar todo”.
Zoraida Salazar
“Cambiar mi casa
grande y mi trabajo, que lo tengo dentro de la casa, por un apartamento pequeño
no me parece justo, deberían ayudarnos teniendo en cuenta las condiciones de la
propiedad que uno entrega”.
DATO
En marzo es cuando normalmente inicia la temporada invernal
en el país, con esta el riesgo por desbordamiento del río aumenta
considerablemente.
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