Duros muros de concreto, el lienzo de la esperanza
La ciudad gris por arte de unas manos creativas, de unos corazones que
sueñan, de algunos sprays, de algunos otros mínimos elementos, se transforma en
una paleta de colores que invita a vivirla, a recorrerla, y por supuesto, claro apropiarse de ella.
Poco admirados, pero siempre
radiantes permanecen varios graffitis grabados en las paredes de algunas
propiedades de la capital, la mayoría de ellos aportan más que un destello de
colores, también una razón para estar allí.
Basta con solo observarlos tan
solo algunos minutos para descubrir entre sus formas, su mensaje, ese que
reclama a la ciudad, a la política, a la economía, a la sociedad, algo más que
la inclusión, algo más de admiración, algo más de aceptación por este arte
moderno.
Pero en las curvas que le dan
forma y vida a grandes y pequeños paisajes no solo ocultan gritos de crítica, pues
solo quienes logran desligarse a los perjuicios sociales y abren su corazón para
comprender el mensaje, logran ver al hijo que le pide a su madre le de la oportunidad de vivir, al inmigrante que extraña su tierra, a la
naturaleza que ruega no le quiten más espacio, a las especies que se encuentran
en vía de extinción, a una sociedad que le dice SI a la vida, al que salió de
casa y la violencia le impidió regresar, al alma artística de un joven que solo
desea plasmar su sueño en el lienzo que es su ciudad.
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