El Rematadero
Madrugada, fin de semana, ebriedad, "creppy, creppy" y música a todo volumen, son algunos detalles del remate de rumba y festejo en la ciudad. Luego de recorrer la noche de bar en bar, de disco en disco, de ron en ron y de cerveza a cervezas, en ocasiones el cuerpo pide más y el límite no existe; las ganas de pasar bueno tampoco.
La Julita es ese espacio que tiene dos mundos, una calle donde se aloja el deporte y la educación, pero se torna en una cuadra más de parranda y diversión los fines de semana en horas de madrugada.
Bailar hasta el amanecer, contemplar ebrios, trabados, locos, locas, peleas, besos apasionados, escenas sexuales automovilisticas a altas revoluciones, y uno que otro "entusado", es el pan de cada fin de semana para los más fiesteros en este y otros lugares de la ciudad.
Entre más carros, mas botellos y más gente, la fiesta se consolida en un espacio alejado de toda especulación, silencioso, soleado pero muy conocido. La tranquilidad se ve interrumpida por los bit y bajos del reggaeton, la electrónica y toda clase de música que hacen mover las piernas desde el más dormido hasta el más borracho.
El baile a lo "gangnam style" o el perreo "hajta bajo", como lo diría cualquier reggaetonero, se contrasta con el trote de algunos habitantes madrugadores de esta zona. Mientras unos se ejercitan y queman calorías corriendo y estirando, otros se alcoholizan y ganan más calorías que cualquier hamburguesa esquinera.
Sin duda esta calle de placeres tanto saludables como fiesteros es un encuentro constante cada viernes y sábado de la semana. El resultado de estos encuentros es el desorden de botellas, vidrios, plástico, latex y más basura que queda allí en las zonas verdes o áreas de parqueo, agregando suciedad a este lugar que por lo regular es un escape para los desechos que arrojan varias personas del sector.
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