miércoles, 8 de agosto de 2012

Cultura / Franciscanas musicales

Suenan voces inocentes


 Anita Ortiz acompaña en el piano al coro de las franciscanas,
finalistas en las diferentes participaciones regionales y nacionales en las que han participado.
Franciscanas musicales, una experiencia de vida que forma niñas en los campos ilimitados de las emociones estéticas. Su coro es un destacado protagonista en varios encuentros nacionales.

La mañana luce fresca, aunque amagos de lluvia se ven el horizonte, pero en el amplio espacio del  colegio “Inmaculado Corazón de María”, mejor conocido como las Franciscanas, las voces de nueve niñas entre los 3 y los 13 años han congelado el tiempo.
Nada parece importar, solo el arrullador sonido de voces inocentes tiene relevancia, acompañadas por las notas del viejo piano vertical que toca su profesora. Afuera está el mundo, adentro solo queda levitar con la música coral.
Desde el salón de música, irradiándose por los solitarios pasillos, ruedan las palabras de Mauricio Zapata, autor de “La romanza del loco y la frágil”:

…Le enseñó que tras de los cerros está el mar
y que hay jardines de cristal
en la llanura.
Sin saber, un mundo mágico le dio
En su guardián se convirtió
Ya no podía vivir sin él…

Y se fue por el camino tras de él
Bañó sus ojos con el sol
Y vio la tarde oscurecer
Sintió en su cuerpo libertad
Cadenas rotas que dejó allá atrás
Rompió el silencio y su timidez
Por fin alguien la amaba

Una plazuela adornada con una fuente fue el sitio inicial de encuentro con Anita Ortiz, licenciada en música, y directora del coro Franciscanas Musicales. Es una mujer joven, dinámica, que de lejos se nota es querida y respetada por sus estudiantes. El coro, una de la facetas de la propuesta musical del colegio, está compuesto por 12 estudiantes, aunque algunas de ellas no asisten hoy.

Asumido como un espacio extraclase, el coro, al igual que otras actividades musicales como la enseñanza de guitarra y flauta, “desarrolla la inteligencia emocional a través de las artes, refuerza la relación corporal grupal, hace más intuitivas y carismáticas a sus practicantes”, dice Anita.

Y eso, que parecieran expresiones recitadas de un libro de pedagogía, toma cuerpo al observar las actitudes de las coristas, reforzadas con la escucha de sus palabras. Así, para Juanita Mogollón, quien proviene de una familia dedicada a la música, esta es “inspiración del alma”. Y lo dice con tal seriedad que apenas queda creerlo con firmeza.

Isabela Valencia se muestra incluyente y afirma con claridad que “cualquiera puede hacer parte de un coro”. Apreciación que pareciera quedar confirmada con el aporte de Ana Sofía Quintero: “es una forma divertida de pasar con otras personas”, y añade que “la música tiene un sentido”. Expresiones todas que denotan tal madurez en sus infantiles voces que apenas queda sorprenderse. Voces de almíbar que dejan en el oyente el deseo creciente por escucharlas.

Participaciones destacadas

Segundo puesto en el Salesiano Corchea de oro, finalista en el concurso nacional de villancicos de Santa Rosa de Cabal, participación en el Feijoa de oro (Tibasosa, Boyacá), invitadas especiales al Festival del Bambuco 2011, donde también actuó con gran éxito el dueto Arena y Mar, de las Franciscanas.

Producción musical

La música se convierte en la excusa perfecta para formar en diferentes
 planos a las integrantes del coro. La exigente disciplina, el horario 
extraclase y el  irregular apoyo de los padres no han sido obstáculo 
para seguir adelante con el proyecto.
“Juven*Arte es un proyecto pedagógico  diseñado para fortalecer y estimular las manifestaciones artísticas y culturales de las estudiantes franciscanas dentro de su espacio estudiantil”, dice la presentación oficial del proyecto, dentro del cual cabe incluir “Música franciscana en tus oídos”, una propuesta en disco compacto que incluye ocho temas, entre ellos “Mi ritmo de paz”, “Esta noche” y “Las alumnas franciscanas”.





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