sábado, 4 de agosto de 2012

Arboleda / Gerencia


Cocinar, una tarea para el descanso


Experimentar con recetas, hacer deporte y vestir bien, tres de las aficiones de Ignacio Morales, gerente de operaciones centros comerciales de Parque Arauco en Colombia y del Centro Comercial Arboleda, es un hombre que impacta por su amabilidad y gestos corteses para con sus interlocutores. El cabello entrecano de este chileno (nació en Viña del Mar) confunde a quienes lo ven: apenas tiene 33 años, pero esas canas son herencia familiar.

En su oficina se destaca un inmenso tablero repleto con tarjetas de diferentes colores y un plano  del primer piso del centro comercial Arboleda. En mangas de fina camisa, con un pantalón blanco, Ignacio enfatiza en la importancia que para él tiene vestir bien, aunque no por ello le rehúye a la comodidad en su casa: allí, con una camiseta y un bluyín, se siente a la perfección mientras se mueve por los amplios espacios de su hogar.

Esa afición por la ropa lo lleva a ir de compras de manera frecuente, ocasión que aprovecha para analizar el servicio ofrecido por los empleados de los diferentes almacenes del centro comercial más grande de la región, cuya totalidad de locales son arrendados. En momentos como ese, su valoración de un buen servicio al cliente se centra en aspectos tale como: calidad de la atención, variedad de productos y tallas, organización de las vitrinas, aroma mismo del lugar, además del talante activo de los vendedores.

Y lo dice un hombre que toda su vida ha trabajado en centros comerciales, aunque admite que cuando era joven no gustaba de estos lugares. Luego de graduarse como ingeniero comercial empezó lo que él llama jocosamente “su servicio militar” trabajando en atención al cliente en Parque Arauco en Chile.

Un gerente en su hogar

Para Ignacio el fin de semana es un tiempo en el que su familia gana todo el protagonismo. Esos días los dedica a compartir con su esposa y los dos  hijos de la pareja –Florencia e Ignacio, además se dedica a continuar con su actividad deportiva -básicamente trotar y hacer flexiones- la cual practica entre semana desde las 5 de la mañana, hora en que empieza su rutina diaria. También es aficionado al fútbol y tenis, además de seguir la Fórmula Uno por televisión.

En compañía de su familia pasa los ratos más agradables,
aunque sus largas jornadas entre semana lo separan un tanto de ella.
Los fines de semana los dedica por completo a
compartir con su esposa y los dos hijos.
Allí, en la tranquilidad que le proporciona la casa y con la comodidad de vestir informal, se dedica a otra de sus aficiones: experimentar en la cocina a partir de lo que lee en los libros especializados que compra con frecuencia o a través de versiones de platos que ve preparar en canales dedicados a la culinaria.

A la hora de las comidas, le gusta mucho preparar carnes o platos del mar. Esa experimentación lo lleva a conocer algo de la cocina fusión, un estilo que es muy afín con su curiosidad por mezclar y probar variaciones de recetas tradicionales. De los platos típicos colombianos saborea la bandeja paisa y el ajiaco.



Como buen chileno, el vino se convierte en el elemento esencial de su mesa, aunque se asombra por el alto costo del mismo en Colombia. En su país, además de la amplia variedad de vinos, también quedó su familia, entre ellos sus abuelos, a los cuales perdió recientemente.
 Experimentar en la cocina es uno de sus deleites, como en la preparación
muy personal de estos sánduches nórdicos, que su hija Florencia sigue con mucha atención
.

Aunque apenas lleva nueve meses en Colombia, no deja de asombrarse por la variedad cultural que observa, incluso afirma con deleite que muchas veces un bogotano poco tiene qué ver con paisa o algún otro habitante de regiones distantes.  Por contraste, en Chile las variaciones son mínimas en las diferentes regiones.




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