Que bueno sería cambiar la palabra
desempleo por la palabra ocio. Así la ciudad de Pereira dejaría de ser una de
las ciudades con mayor desempleo y se transformaría en una de las que tiene mayor ocio. Ocio para
que hayan fiestas en los parques y eventos culturales a bajo costo en los
teatros.
Aunque hay una gran diferencia entre la
palabra ocio y la palabra desempleo, ambas comparten una variable: el tiempo. El
desempleo está marcado por la duración de la escasez mientras el ocio se
orienta a la vivencia en el tiempo de
prácticas lúdicas y culturales.
A los más pobres se les llama
desempleados, mientras que los otros son ociosos dueños de su tiempo. Las angustias puras y duras de la vida son las
del desempleado, mientras el pensador que goza del ocio para escribir sus
textos se levanta sin la angustia
de tener el arrendo, el mercado y los
servicios sin pagar.
La necesidad de tiempo para el ocio es una
de las demandas más fuertes de quienes tienen un mayor desarrollo económico ,
mientras la urgencia de superar el desempleo es el drama estructural que padece
nuestra sociedad.
Durante los años sesenta y setenta Pereira
fue una sociedad que tuvo café y contó con una pequeña y
mediana industria que favoreció la llegada de cientos de familias
de otras regiones del país. Barrios como el 1 de Mayo o Valher en Dosquebradas crecieron a la
sombra de la idea de una ciudad
industrializada y con empleo.
En los años ochenta ese sueño se fue a
pique: la ruptura de los pactos
cafeteros y la apertura económica facilitaron
el camino a una generación de trabajadores de maquila, informales de todo tipo, que empezaron a
llegar a una ciudad sin empleo o que se
encontraron con la ilusión del rápido enriquecimiento a través del
narcotráfico.
La década de los noventa fue un viacrucis
que se logró superar con grandes obras
como el Viaducto o el mismo terremoto de 1999 que trajo recursos capaces de
frenar la magnitud del avance del desempleo en Pereira.
A principio del año 2000 el desempleado
pereirano se volvió migrante y sus remesas se convirtieron en la manera de que
los migrantes hicieran de sus hijos, ociosos
que tendrían las oportunidades que sus padres no tuvieron. Al menos fue
esa la esperanza.
Fotografia tomada de internet.
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