¿Iluminación?
Por:
Lucía Correa Echeverri
Nos fuimos con una gran ilusión. Aun
cuando fuera para encontrar una ciudad medio iluminada, no digamos como el
bellísimo espectáculo de Medellín -porque solo allá saben hacerlo cada año y
que es el más bello de toda Colombia-, seguido por Bogotá, Barranquilla y Cali,
también ciudades en donde se entrega este regalo a sus habitantes, de acuerdo
con los recursos de que dispongan.
Pero, ¡oh sorpresa tan desagradable la
que se recibe! No sabemos si es prevención en contra o es ir con el espíritu alerta
frente a lo que íbamos a encontrar.
Pero si hay iluminación es la producida
por esa millonada de vendedores ambulantes que esperamos solo sea por la
Navidad, para tener con qué comprar los regalos para los niños o el trago para
la consabida borrachera; pero qué invasión tan miedosa.
No hay por dónde caminar. Sería bueno que
nos dieran la cifra recibida por este concepto, el cual debe ser lo suficiente
para que se diera a Pereira una iluminación si quiera de las principales
ciudades. Eso sí, que sea con buen gusto.
Los otros años, si es que hemos visto
algo, fue con arreglos pertinentes a la Navidad. Ustedes nos excusarán y más
quienes los hicieron, pero dejaron mucho qué desear por el gusto que le
pusieron a los cuatro adornos ubicados en las carreras 7 y 8.
Como es otra coyuntura que se presenta en
tiempo electoral hay que aprovecharla. Es hora de cambiar los alcaldes que
impone Soto a los cándidos ciudadanos que cambian su voto por un bulto de
cemento. Es hora de imponer la voluntad de su pueblo harto, cansado, de que nos
obliguen a votar por unos ciudadanos que no conocemos ni sirven como se ha
visto hasta el presente. Inútiles a morir.
Tenemos hasta el momento dos excelentes
candidatos: el uno es el batallador y que quiere tanto a Pereira, como lo es Carlos
Alfredo Crosthwaite. Ese sí es alguien demasiado valioso, pero como no milita
en las huestes que sabemos, no cuenta con el aval del señor de los anillos,
porque no se deja mandar como él quiere. Lástima que no aspire a la Alcaldía y
se haya lanzado al Senado, aunque sabemos de su excelente talante.
El otro es alguien que ya probó la
alcaldía y le fue requetebién. Se trata de Álvaro Ramírez, quien tiene todo lo
que hace falta para enderezar a la ciudad: clase, honradez y valentía para
desafiar a quienes quieran imponerle sus corruptos deseos.
Vamos, no cambiemos la tranquilidad de
una buena administración por un bulto de cemento, volvamos a ser una ciudad
libre de préstamos dañinos, entreguémosla de nuevo a manos honestas y trabajadoras. Así Pereira será la
ciudad líder en el panorama nacional que se dañó del totazo desde que empezaron
a elegirse los alcaldes por votación.
Adelante Carlos Crosthwaite y Álvaro Ramírez,
dejen lo que están haciendo y entreguen a Pereira una administración pura,
limpia y llena de todos esos grandes valores que tenía antes.
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