jueves, 3 de octubre de 2013

Prevención / Sexualidad

El placer de protegerse

Hablar de condones sigue siendo un tabú en nuestra sociedad, aunque no lo creamos. Preguntar a las personas sobre lo primero que se les viene a la cabeza cuando escuchan la palabra condón es motivo de sonrisas picaronas, risa jocosa e incluso seriedad absoluta. El rostro nos delata, pero ¿qué hay de malo con eso?


Seguramente han visto el comercial de condones donde se da un diálogo entre dos amigos en una cafetería, cuando pasa una chica por detrás de ellos y uno de los amigos le dice al otro:
–¿Se acuerda de Ana? –, le pregunta seriamente.
–Claro, como no voy a recordarla–, responde con la satisfacción que le produce la memoria.
–Tiene Sida–, le dice su amigo alterado.
Mientras su compañero intenta comprender lo que le acaban de decir, llega la novia actual y lo saluda efusivamente. Al ver su cara aterrada, le pregunta qué ha pasado.

Esta es probablemente una historia real, de esas que le suceden al amigo de un amigo; no sabemos cuándo pueda llegar a ocurrirnos, lo que sí sabemos es que podemos evitarlo.

Mónica Mogollón, coordinadora del Área Joven y psicóloga de Profamilia, sede Pereira, asegura que nunca está de más hablar sobre el condón. “Aparentemente hay una información en la población, pero la gran mayoría no usa el condón”.

Culturalmente existen diferentes razones por las que las parejas no utilizan el condón como principal método de protección. Desconocen, quizás, que proporciona mayor porcentaje de seguridad que el resto de los métodos anticonceptivos; usado correctamente, ofrece un 85 por ciento. Si en una relación sexual el hombre utiliza el condón y la mujer una píldora anticonceptiva, la protección contra un embarazo indeseado aumenta al 93 por ciento.

El condón es una cubierta o funda fabricada en látex delgado y resistente que utiliza el hombre durante la relación sexual. Es el único método anticonceptivo temporal disponible para el hombre en la actualidad, también es el único que previene el contagio de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) como el contagio de VPH (Virus del Papiloma Humano) y el VIH-Sida o, en otros casos, el embarazo no deseado.

Según la última Encuesta Nacional de Demografía y Salud realizada en el 2010, el 20 por ciento de las adolescentes de Risaralda (entre 15 y 19 años) ya es madre o está embarazada de su primer hijo. Solo el 50.5 por ciento de los embarazos y nacimientos ocurridos en los últimos cinco años han sido deseados, 28 por ciento lo quería -pero más tarde- y 22 por ciento lo reporta como francamente no deseado. 

El 84 por ciento de las mujeres casadas o unidas de Risaralda utiliza un método anticonceptivo, el más usado es la esterilización femenina con un 35 por ciento.

Mogollón además advierte que “tenemos una cultura curativa, mas no una cultura preventiva”, por lo que el uso profiláctico del condón no es tan relevante entre las parejas. Solo 9 por ciento de las mujeres en unión utiliza el condón en sus relaciones sexuales, lo anterior significa que un 91 por ciento no toma ningún tipo de precaución contra las ITS y el VIH.

 “El condón lo cargo yo”
Las campañas de educación sexual buscan trabajar los imaginarios y las creencias erróneas sobre el uso del condón, pero también trata de incentivar a las mujeres para cargar el condón en caso de que los hombres no lo tengan a la mano. “Hablar de condón también significa hablar de derechos, porque los hombres y las mujeres tenemos derecho a cuidar nuestra integridad y nuestra salud”, manifiesta.

“Una de las razones por las que las mujeres no exigen el condón es porque les da pena cancelar la relación sexual, pero es más penosa y desafortunada la situación cuando después de un examen se dan cuenta que tienen alguna enfermedad de transmisión sexual, entonces qué es más vergonzoso, ¿quedar mal con el chico de la cita o con la salud de uno mismo?”, dice, además de mencionar que cuando se trata de una relación de pareja se debe negociar con el otro.

Continúa: “en cualquier circunstancia se debe usar el condón. Condón no es sinónimo de infidelidad o promiscuidad, significa protección, amor por sí mismo”.

Mogollón también argumenta que las campañas deben ser incluyentes, porque no se trata solamente de relaciones heterosexuales. “El uso del condón debe ser promovido también por las parejas homosexuales, no debe ser sexista, los servicios de salud deben ser más amigables cuando se trata de educar y de facilitar el acceso al anticonceptivo, debe ser libre de toda discriminación”.

Por esta y muchas razones es indispensable el uso del condón. Que aburre, que no se siente igual, que no hay tiempo que perder, son excusas que no tienen presencia a la hora de cuidar nuestra salud.

Tipos de condones
Para los que piensan que usar condón es aburrido, existe gran variedad de condones que permiten aumentar el placer en las relaciones. Los hay de diferentes texturas, aromas y sabores, por lo que no podemos hablar de monotonía si se trata de protegernos.

Espermicida: contiene espermicida en la superficie y en el interior del condón, está compuesto de sustancias químicas que anulan la función de los espermatozoides.

Saborizados: son perfectos para el sexo oral. Los puedes encontrar de diferentes sabores y aromas: fresa, banano, vainilla, maracuyá, tutti fruti y rosas.

Texturizados: también llamados Punto G o estimulantes, contienen diferentes texturas en su superficie como puntos sobresalientes, rizados o canales ondulados que simulan la textura de un pene e intensifican el placer en la mujer.

Lubricados: hace que la penetración sea más fácil.

Retardante: poseen sustancias anestésicas que restan sensibilidad en los hombres, lo cual previenen la eyaculación precoz y le da durabilidad al acto sexual.

Fluorescentes: brillan en la oscuridad, para que te guíen cuando se apaguen las luces.

Extra finos: son muy delgados, por lo tanto habrá más sensibilidad en el acto sexual.

Con vibrador: tienen un pequeño dispositivo que convierte al condón en un vibrador temporal.

El condón femenino
El condón femenino es muy escaso en Colombia; su costo dobla al del preservativo común, por lo que es de exigua comercialización. “Generalmente a las mujeres no nos gusta introducirnos ningún cuerpo extraño por la vagina ya que nos molesta o nos incomoda”. En este caso, el condón femenino es bastante similar al común, es decir, se trata de una funda de látex sujeta a un aro del mismo material que se introduce por la vagina, dejando por fuera el anillo de látex, que es el orificio por donde el hombre penetra.


“Hablar de condón también significa hablar de derechos, porque los hombres y las mujeres tenemos derecho a cuidar nuestra integridad y nuestra salud”. Psicóloga Mónica Mogollón.

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