Fin de año
La alegría
decembrina desborda las calles de Pereira. El comercio se apresta para hacer de
este el mes más beneficioso para su actividad, como lo ha sido de manera
tradicional.
De hecho, entre 40
y 60 por ciento de las ventas se dan en esta temporada, lo que se suma a la
oferta de empleo, tan necesario para una ciudad como esta, con índices de
desempleo que figuran entre los primeros del país (cuarto a nivel nacional, con
14,8 por ciento).
Y esta comuna
tiene entre sus habitantes a muchos de los más importantes empresarios de la
ciudad, generadores de empleo y de crecimiento para la misma. De hecho, acá
tienen asiento empresas de vital importancia para el devenir económico
risaraldense.
¿A qué viene todo
esto? A convocar para que sumen compromisos alrededor de una causa común: el
bienestar ciudadano, el cual se inicia con unas y oportunas buenas ofertas
laborales que apunten a reducir las cifras de desempleo y, por supuesto, las de
un subempleo galopante que parece no tener manera de ser cuantificado, pues de
tal tamaño es su envergadura y tan compleja la manera en que se camufla en
actividades de la economía informal.
Crear una ciudad
de bienestar, justa en lo social y promisoria para todos, donde quienes
invierten puedan hacerlo con la tranquilidad de poder obtener los lógicos
beneficios económicos y en paz por cuanto las condiciones de seguridad lo
permitan, crear esa ciudad, repetimos, es una necesidad para todos.
Sobre las maneras para
lograrlo apenas queda recurrir a la vieja fórmula que ha hecho crecer naciones:
atractivo para quien invierte y equidad para quienes laboran.
La Navidad es una
época propicia para pensar no solo en la felicidad, lo es, sobre todo, para
pensar en el bien común, en la necesidad de invocar a la solidaridad en cuanto
somos compañeros en este mismo viaje que significa la vida. Y, de este modo,
propiciar el bienestar general es asegurar la tranquilidad particular, sin
distingos de clases socio-económicas o de otra clase.
La inseguridad que
aqueja a la comuna, acentuada en los meses recientes, no se puede atribuir a
simples factores de carácter policivo o judicial. El prisma para mirar este
fenómeno es más complejo y entre una de sus muchas aristas está el ya
mencionado del desempleo galopante, el mismo que lanza a la calle a miles de
ciudadanos y, sin ánimo de justificar pero sí de explicar, genera
resentimientos y comportamientos indeseados que, por supuesto, tienen origen
también en otras causas. De ahí su dificultad para solucionarlas.
Pereira, la ciudad
que elegimos y que amamos, merece una oportunidad desde el corazón de cada uno
de nosotros. Démosle ese regalo en sus 150 años que están por venir, para
contribuir en la construcción de la ciudad que anhelamos.