Paseo con los perros
Salir
con cinco o seis perros atados con traíllas, varios de ellos en una sola mano,
es una tarea que a diario realiza Elkin David Pérez, un joven de 21 años
residente en el barrio Kennedy. Además del encarte, lo particular es que las
mascotas no son suyas.
De
hecho, Elkin difícilmente podría comprar alguno de esos ejemplares –beagles,
bulldog schnauzer, chihuahua- que vale una pequeña fortuna y a los cuales pasea
desde hace siete meses, cuatro de ellos de manera independiente. Para hacerlo,
cada mañana pasa a las 8 recogiéndolos para llevarlos por las calles y las
escasas zonas verdes habilitadas como lugares de recreo en la zona de Pinares.
Cubriendo
sus ojos con unos lentes oscuros, este joven delgado comenta sobre uno de sus
sueños que espera pronto realizar: estudiar veterinaria y para ello se irá a
vivir a Casanare. Dice amar sobre manera a los perros y los compara con los
gatos, de quienes afirma que no son compañía verdadera debido a su
independencia.
“Son un
regalito de dios”, dice refiriéndose a sus perros, entre ellos Mateo, un viejo
bulldog con mucha más cara de malas pulgas que las habituales en los ejemplares
de esta raza. Tan de mal humor, que tiene una pelea casada con Flash, un
schnauzer joven que lo mira con rabia desde otra esquina de la baranda metálica
a la que están atados. Pero allí está Elkin para evitar cualquier roce.
Elkin
antes se dedicaba a la construcción y a trabajar en fincas. Hoy se declara
admirador de César Millán, el encantador de perros, personaje del cual comenta
con detalle alguna de las que considera proezas, como aquella que demuestra el
dominio que tiene de estas mascotas, al acercarse por ejemplo a ejemplares
conocidos por su ferocidad.
Adora
su trabajo, pero desea estudiar para poder adquirir algún día uno de esos
ejemplares que ahora pasea con cuidado por las calles de la comuna.
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