viernes, 13 de enero de 2012

Gente – Comuna Universidad


Los Álamos nació de un compromiso con la ciudad

El núcleo residencial conocido hoy como barrio Los Álamos se originó en la década de los 50, e inicialmente era la cooperativa Cohapro que agrupaba a profesionales de distintas áreas, de un nivel económico intermedio, quienes buscaban así adquirir vivienda propia para sus familias.

Por influencia de algunos cooperados se obtuvo que el Concejo de Pereira aprobara un acuerdo que otorgaba a Cohapro el terreno donde hoy se encuentra el barrio, lote que antes formaban parte de la finca La Julia, y que por aquel entonces se encontraba despoblado y se comunicaban con la zona habitada por la calle 14, que era una vía sin pavimentar desde la carrera 13.

Se unía con el colegio Juvenal Cano (donde hoy está Uniplex), como también con una gran edificación que había sido sede  del Batallón San Mateo, luego del Palacio Episcopal y que sería demolido después para construir el actual Hotel de Pereira.

Las primeras construcciones se hicieron con préstamos a 15 años otorgados por el Instituto de Crédito Territorial y por el Banco Central Hipotecario, hoy inexistentes.

El Parque de Los Álamos, realmente se llama  parque de la República de Francia.

Quienes dieron vida e impulso al barrio fueron Josué Jaramillo,  Marcial Puello y Leonidas Hurtado. En la Alcaldía de Fabio Alfonso López Salazar, para entonces vecino del barrio, se pavimentaron sus calles, las cuales fueron pagadas por valorización, y Jorge Mario Eastman a su paso por la Oficina de Valorización aprobó la pavimentación de la Calle 14, con lo que se adquirió un acceso digno a sus hogares.

La llegada del Padre Pineda
A Leonidas Hurtado se debe la idea y ejecución de tener un oratorio, que más tarde fue la capilla de Los Álamos, hoy Parroquia de San Francisco de Padua, uno de los lugares preferidos de la ciudad para la celebración de los sacramentos.



El altar de la capilla estaba en el  costado sur, de espaldas a lo que hoy es el Parque de Los Álamos, al que casi nadie conoce por su nombre de Parque de la República de Francia. Las entradas eran por los costados oriental y norte y la misa dominical la oficiaba el Padre Velasco, quien llevaba sus propios ornamentos, el crucifijo, el cáliz y las hostias, y a quien sus múltiples tareas  pastorales en otras comunidades le dejaban solo pocas horas a la semana para sus feligreses de Cohapro.

Leonidas Hurtado logró que el obispo de la Diócesis de Pereira, monseñor Baltazar Álvarez Restrepo, le ascendiera de categoría a la capilla y fue así como llegó del corregimiento de La Florida el sacerdote Francisco Pineda Zuluaga, quien trasladó el altar al norte, dejando la entrada por el frente del parque de Francia. Por eso, a esta capilla se entra descendiendo a la plataforma donde están las bancas. Pocas capillas en el mundo han tenido dos altares  principales, en lados opuestos. Pineda Zuluaga tenía sus raíces en Medellín y crédito en almacenes proveedores de ornamentos y artículos para el culto, por lo que al mes estaban estrenando casulla, sobrepelliz, capa pluvial, custodia, cáliz  y crucifijo que pagaron los feligreses en cómodas cuotas mensuales con la ofrenda dominical.

El sacerdote estuvo más de 20 años en la parroquia, hasta cuando otro obispo lo trasladó a celebrar sus bodas de plata sacerdotales con otra comunidad.

El nombre de Los Álamos
Se trata de una bella y romántica historia. Josué Jaramillo, miembro de la Junta Directiva de la cooperativa, propuso cambiar el nombre de barrio Cohapro, como figuraba hasta entonces, por el de Los Álamos, no porque existiera en la zona algún árbol de este tipo, sino porque estaba de moda una canción que decía:  “…Y detrás de los álamos, la luna …”. Quienes viven allí tienen el privilegio de contemplar en  determinada época del año el maravilloso espectáculo de la salida de la luna en el oriente. Josué dejó este mundo muy joven y súbitamente a los 43 años, con el honor de haber bautizado para siempre el hogar de su esposa, sus hijos y sus amigos.

RECUADRO

Fueron pioneros de ese grupo Josué Jaramillo Peláez, quien  gerenciaba desde Pereira para el Viejo Caldas, las Droguerías Aliadas, la mayor empresa de la industria farmacéutica de la época; los médicos Leonidas Hurtado Mejía, Marcial Puello Grau, José Alberto Gutiérrez Escandón, Jaime Botero Mejía, Fernando Henao Murillo, Luis Carlos Gartner Henker, Fidel Sáenz Gómez, Juan Uricochea, Ricardo Mejía Isaza y Óscar Medina Mora; los abogados Fabio Amaya Posada, Jorge Mario Eastman Vélez, Mario Gartner, César Pineda Gutiérrez, Gildardo Henao y Moisés Marín Flórez; los ingenieros Guillermo Guzmán  Londoño, José Fernando Calad,  José Gabriel López Granados; el odontólogo Antonio Restrepo Uricochea y el arquitecto Gustavo Villegas Camp

1 comentario:

  1. JAVIER GONZALEZ VILLA9 de abril de 2012, 20:57

    Falto nombrar al ingeniero Hector Buritica como
    uno de los pioneros.

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