Si hace un año hubiera tenido que hablar sobre el tema
planteado para esta semana sobre las responsabilidades en las licencias de
construcción y los problemas que se generaron en las obras que se adelantan en
el sector de Pinares, habría quedado mirando para el techo porque no sabría por
dónde arrancar.
Pero hoy, por aquellas cosas del universo que nos lleva a
vivir experiencias que nunca antes uno se imagina, me he visto involucrada en
el tema de la construcción. No digo que soy una experta pero algo he aprendido
en los últimos meses; en especial, que las únicas autorizadas para aprobar las
licencias de construcción son las Curadurías Urbanas. Estas instituciones
tienen una especie de biblia como es el Decreto 1469 del 2010 expedido por el
Ministerio de Vivienda, donde se les indica en qué casos se necesitan
licencias, los tiempos de expedición, los requisitos, entre otros parámetros.
Igual, deben tener en cuenta el Plan de Ordenamiento Territorial y las piezas
intermedias de planificación.
El constructor debe anexar una serie de documentos como los
planos de todos y cada uno de los detalles que va utilizar en la obra, además
de los estudios hidráulicos, eléctricos, topográficos y hasta hidrosanitarios,
entre otros muchos.
Entonces nos preguntamos por qué se presentan situaciones
como los hechos sucedidos en una obra gigantesca en Pinares, si hay tantas
exigencias previas. Tal vez –pienso en medio de mi ignorancia- el constructor
no fue honesto al momento de presentar los estudios. A lo mejor los análisis
topográficos estuvieron errados. O, quizás, por aquello del amiguismo con el
curador se pasaron algunos detalles.
La respuesta puede ser todas las anteriores, o alguna de
ellas. Pero esto debe dejar como experiencia que al momento de construir
debemos ser sinceros porque sería lamentable que se vivieran situaciones como en
el Edificio Space en Medellín.
Tomado de:http://www.skyscrapercity.com
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