Pereira es una ciudad que se mimetiza entre
el pasado, el presente y el futuro, arquitectónicamente hablando es una mezcla
del encanto de casas de bareque, edificios amorfos, calles angostas que son un
“monumento al cemento”, una ciudad que se convirtió en un rompecabezas, cito
literal para quienes la habitamos. Es particular ver el desastre en que se convirtió
la ciudad. No quiero sonar pesimista, pero hace mucho rato que Pereira es la
maqueta de un estudiante de primer semestre de arquitectura.
Me excuso de entrada, pero voy a tener que
ser algo desagradable, incluso vulgar en algunas comparaciones a fin de
trasmitir una línea de pensamiento. Pereira es un desastre... sería el nuevo
apellido de Pereira si recurrimos a la sensatez; sorprendentemente cada administración
llega con su toque creativo a buscarle norte a nuestra ciudad, la bautizan,
intentan desarrollar un plan de gobierno y al final del ejercicio la
querendona, trasnochadora y morena queda con los crespos hechos, la dejan
metida, triste y con el corazón roto por tanta promesa incumplida.
Los pereiranos nos hemos caracterizado por
ser emprendedores, creativos, comerciales, positivos, incluso recursivos. El
aeropuerto, el zoológico y otras tantas obras se deben a eso que llaman la
unión hace la fuerza. Para darle un apellido a la ciudad hay que ser democráticos,
sublimar eso que nos ha hecho como ciudad, darle participación a todos; Pereira
es una ciudad comercial por donde la mire, no queramos ser lo que no podemos
ser, pongámosle objetividad al asunto, dediquémosle tiempo al ejercicio de
potencializar lo que ya tenemos, empresas, industrias, comercio e ideas.
Algunas veces siento que la nueva administración
hará, otras no. Me cuesta trabajo ver cómo un Medellín crece, crece y crece
como un ponchera de maíz en el microondas; una ciudad moderna, culta, divertida,
con calidez, orden y pujanza… mmmmm, acá es donde me doy cuenta de que hablo de
mi gente pereirana, estaría bastante feliz si el sector privado participara en
la toma de decisiones. Extiendo una invitación a todos los industriales de esta
ciudad a que proyectemos nuestra casa, catapultémosla, recuperemos el tiempo
perdido. Todo estar por hacer, repartamos el trabajo y hagamos.
Dejemos el protagonismo de un lado, tenemos a
todas las entidades como la Andi, la Cámara de Comercio, Fenalco queriendo ser los
únicos actores de Pereira. Hagan un convite entre todas las entidades, únanse,
trabajen juntos que finalmente por aquí es pa’ allá, de ese modo todos los
caminos nos conducirán a un mismo resultado y a un mismo lugar, lugar que esta en el corazón de todos:
Pereira. Hagamos de este un proyecto, ciudad intermedia organizada, culta,
cálida, moderna, verde y sobre todo colaborativa, ese último atributo es en el
fondo nuestra esencia, es lo que hoy en día hace que un proyecto sea sostenible
y durable. Creo que a todos nos gustan mas los hechos que las ideas, dejemos en
remojo el apellido que Pereira merece y hagámosla merecedora.
Foto: academia caldense de historia. Pereira 1920.
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