Desde hace unas
pocas semanas el alcalde Juan Pablo Gallo se ha dedicado a visitar los
diferentes barrios de la ciudad para escuchar a sus moradores. Al igual que sus
contrincantes en la anterior contienda electoral, Gallo también estuvo en esos
barrios, pero recogiendo votos que avalaran su elección, la cual se dio con
amplio margen de superioridad frente al segundo, el exalcalde Israel Londoño.
Al inicio de su
mandato el alcalde Gallo se convirtió en una presencia virtual, pues solo
aparecía por redes sociales firmando comunicados o en videos que divulgaban su
labor y la de su equipo. El hecho pronto causó consternación, pues las redes
sociales no son los vehículos para gobernar, así muchos alaben el enorme
impacto que tienen en algunas circunstancias muy definidas.
El viraje que se
dio hace pocas semanas, con las visitas comentadas al inicio de este editorial,
con certeza acercaron más al Alcalde con la comunidad y es esperable que esos
encuentros estén sirviendo para conocer de verdad las realidades locales, esas
mismas que a los gobernantes les son maquilladas por sus inmediatos asesores,
los mismos que en la actualidad ya están siendo protagonistas en los corrillos
debido a su conducta no santa al interior de la administración, al parecer
abusando de la confianza que el Alcalde puso en sus manos.
En este sentido,
bueno sería que el alcalde abriera sus puertas para escuchar a los mandos
medios, previas garantías de no tomar retaliaciones, pues de seguro se llevará
más de una sorpresa, las mismas que imaginamos está encontrando al escuchar a
las diferentes comunidades que de manera tan sistemática está visitando, pues
todavía creemos en su honestidad y buena fe.
El gobernante, a
pesar de sus agobiantes y delicadas tareas, siempre debe estar atento para
tomarle el pulso a sus gobernados y a su equipo, no solo a través de las voces
complacientes de las cabezas, también de aquellos funcionarios de mediano rango
que son testigos y actores pasivos de las componendas palaciegas que, créalo o
no el Alcalde Gallo, también están ocurriendo. Algo empieza a oler mal en la
sede de la calle 19, pues ya los vecinos cierran sus ventanas para no estropear
sus oficinas con el mal ambiente que se está cocinando.
Alcalde Gallo,
muy bien que salga de su despacho rumbo a las comunidades, pero le sugerimos
una atenta pasada por las oficinas de sus asesores inmediatos, esos que usted
llama “amigos de confianza de toda la vida”, porque alguien está siendo
engañado y no es el portero del edificio. De eso esté seguro.
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