Soy poca amante de
las tertulias porque prefiero callar que polemizar sobre temas en los cuales
difiero de mis amigos y conocidos. Digamos que por cosas del destino me he
visto envuelta en diferentes reuniones, donde se habla principalmente de: la
paz y Pereira... ¡Ahhh!, se me olvidaba, también sobre el secuestro de Salud
Hernández.
En lo referente a la
paz no digo nada porque una cosa nos vende el gobierno y otra muy distinta es
lo que seguramente van a firmar. De Salud... bueno, soy periodista y gracias a
mi época de “carga ladrillos” (periodista de campo, no de escritorio) sé que
muchas veces por el afán de la noticia somos “irresponsabes” en el buen sentido
de la palabra; la satisfacción de conseguir la entrevista anhelada o la
primicia es algo que no tiene precio.
Pero en el tema de
ciudad todas mis antenas se despiertan porque cada cosa que se diga de Pereira
me interesa. Aquí están mi familia, mis amigos y aquí vivo. En las tertulias,
la mayoría coincide con que el anhelado “Cambio” no existe, que Juan Pablo
Gallo los llenó de esperanzas, que nada ha hecho en el tema de seguridad, que
la movilidad es desastrosa y que las vías de barrios como Álamos parecen
caminos de herradura.
En esas reuniones coincidía
con todas esas aseveraciones. Pero este fin de semana me vi la película “En tierra
de María” y entendí que nos falta fe. Nos falta fe en un joven gobernante que
apenas lleva seis meses, muy poco tiempo para encarrilar una ciudad que venía
con muchos problemas. Además de fe, ponerle el corazón y mirar cómo cada uno de
nosotros contribuimos para que Pereira mejore. Por eso, hoy digo: tengo “FE” en
el Cambio.
Foto: Ricardo Gonzalez
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