Hasta hoy
circulará La Tarde, un periódico local que desde 1975 inundó con su información
las calles de esta ciudad. No es una noticia que halague, mucho menos para
alegrarse. Es, en realidad, una pérdida. Y vale explicar por qué.
La Tarde, con
todo y sus posibles fallas, aseguraba pluralidad en la información, en el
tratamiento de la misma; además de permitir a sus lectores el acceso a una
línea editorial muy diferente a la del otro impreso sobreviviente dentro de los
diarios locales.
Esta cualidad de
pluralidad es algo que de manera paulatina se pierde en la industria mediática
mundial, en forma particular entre los impresos. El modelo de negocio cambió y
las rutinas de consumo noticioso también lo hicieron, pero es innegable que con
pérdidas como esta la ciudadanía pierde espacios de reflexión, de guía
analítica en medio del abrumador volumen de información que cada minuto se
despacha en redes digitales.
Por otro lado,
queda la reflexión sobre el porvenir de varios comunicadores y otros
profesionales que a partir de este mes entrarán a engrosar la larga lista de
desempleados en Pereira, una ciudad que, según el Dane, muestra preocupantes
cifras de desempleo que nada mejoran. Aunque parte de la nómina será asumida
por los nuevos propietarios, es indudable que muchos quedarán cesantes.
Valga esta nota como
una caballerosa despedida para un medio que durante casi medio siglo acompañó
el día a día de los risaraldenses, promovió múltiples campañas y facilitó
reconocer a la ciudad en todas sus complejidades.
Este es un día
luctuoso para el periodismo, para la ciudad y para la construcción de una
democracia plural, participativa y renovadora, como es la deseada por muchos
colombianos. La Tarde desaparece, pero desde VECINOS vendrán nuevos amaneceres,
de eso estamos seguros.
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