Que haya burdeles regados en la ciudad, que de ellos se encuentre publicidad en internet y que en ellos se produzcan hechos violentos, no resulta ninguna novedad.
Por:
Gloria Inés Escobar Toro
El pasado miércoles 12 de noviembre
en las horas de la noche fue asesinado el propietario de “Las paisitas”, un burdel localizado recientemente en la avenida 30 de
agosto y especializado, de acuerdo a su publicidad, en “Lindas
chicas para que cumplas todas tus fantasías sexuales. Especialidad en atender parejas, con juegos eróticos.
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Que haya burdeles regados en la ciudad, que de
ellos se encuentre publicidad en internet y que en ellos se produzcan hechos
violentos, no resulta ninguna novedad. Lo que llama la atención en este caso en
especial es la manera como se registra la noticia en los medios locales. En La
Tarde, El Diario del Otún y hasta en el más amarillista de todos, el Q´hubo, se
hizo referencia al propietario del establecimiento como un comerciante, ninguno de ellos lo identificó como lo que era, un proxeneta, es decir, un chulo que
obtenía beneficio económico de la prostitución de mujeres y hombres.
Pero
no solo los medios evitaron caracterizarlo como un explotador sexual sino que
además El Diario del Otún se esforzó por mostrar que el tipo era una buena
persona, amante esposo, buen hijo y excelente padre. Tal vez esto sea cierto,
pero ese no es el punto, pues como todos sabemos los seres humanos no somos
buenos o malos como lo pretenden mostrar los estereotipos maniqueos que se
reproducen en los narraciones mediáticas. Es muy probable que dicho personaje
fuese lo que de él afirman sus allegados y familiares, pero eso no lo exculpa
de su actividad criminal y, sobre todo, no justifica que los medios silencien
su voz frente a una realidad, la explotación sexual, que tanto daño causa a la
sociedad y tan mal trata a las mujeres.
La
prostitución, como lo he dicho otras veces, es una de las formas más
denigrantes y dolorosas de la violencia contra las mujeres y los medios con el
tratamiento dado a la noticia mencionada, dejan un muy mal mensaje para la
sociedad: el proxenetismo no es importante, es algo natural, normal y quien lo
ejerce es un comerciante, no un delincuente. Y esto ocurre precisamente ahora
que se acerca el día por la lucha en contra de la violencia que se ejerce hacia
las mujeres.
Si
queremos hacer de esta sociedad un lugar realmente digno y justo para todos,
los medios pueden empezar por llamar a las cosas por su nombre y no tratar de
enmascarar una realidad que nos envilece a todos. No se puede encubrir ni mucho
menos aceptar la explotación sexual de ningún ser.
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