Las
campañas de reciclaje se ven a cada tanto en la ciudad, por iniciativa de
entidades gubernamentales, especialmente; pero en el barrio El Paraíso, ubicado
en el sector de Los 2.500 lotes, la misma comunidad lidera el proceso.
Anabeiba Bolívar es una mujer firme. Eso se
nota en la manera como se levanta y atiende a quienes llegan a la caseta que
aloja la sede de Ecoda -Empresa comunitaria La Cascada- que aunque no tiene
formalización legal, sí cuenta ya con varios beneficiarios al interior de la
misma comunidad.
Como presidente de la Junta de Acción Comunal
del sector, Anabeiba gestionó en el 2006 el préstamo en comodato del amplio
local que funciona como bodega y lugar de procesamiento del material plástico
que luego se recicla. Así, en un pasillo lateral, separado del exterior por una
malla metálica, cuatro personas toman las bolsas plásticas, las clasifican
según estén limpias o sucias, y luego las pican en pequeños trozos en una labor
paciente que le toma varias horas, pero que representa para ellos una fuente de
ingresos.
Entre quienes pican está una pareja de adultos
mayores, compuesta por Isabel y José Genaro, quienes recurren a esta actividad
para “ganar una platica que tanta falta hace. Además, a esta edad es difícil
que a uno le den trabajo”, comenta el esposo. Llevan varios años en esta labor
y continúan en ella como una forma de sentirse útiles, reciclar y obtener así
un ingreso.
En total son siete las personas las que
trabajan en el amplio local, lleno de bultos y residuos dispersos por todas
partes, en una aparente idea de caos, pero que no es más que la manera en la
cual se dispone de la tonelada semanal que se recolecta en materiales, tanto en
Pereira como en los municipios vecinos de Dosquebradas, Santa Rosa y La
Virginia. Esta labor la realiza Luis Jaramillo, con amplia experiencia en el
reciclaje de material plástico y quien tiene una procesadora en Bucaramanga,
ciudad copada por este tipo de empresas.
Todo el material picado por Anabeiba y su
equipo es enviado luego a Bucaramanga, donde se procesa de diferentes
maneras, donde se realizan otros
procesos como el peletizado y paso por la extrusora, la cual saca los rollos
que se ven habitualmente en los expendios que comercian o utilizan estos
materiales.
En la bodega se recicla tanto “polietileno
como polipropileno, con el cual se hace la llamada madera plástica. Este último
material es el de los empaques de galletas y papitas”, explica con mucha
solvencia Anabeiba, quien lleva varios años en este tipo de empresas, pero que
solo desde 2008 comenzó de manera independiente.
Proceso
manual
En la actualidad, el material limpio se compra
a 500 pesos y el sucio a 200, el cual llega hasta la bodega donde es descargado
por un joven empleado, quien recibe 15 mil pesos diarios por su labor.
Luego se
separa el material limpio del sucio, este último es lavado antes de pasar al
siguiente proceso, que es el picado y el quite de cintas o cualquier otro
material contaminante del mismo. A quienes se dedican al picado se les paga a
200 pesos el kilo.
Este paso es el que exige mayor cantidad de
mano de obra, pues se hace de manera cuidadosa tomando uno por uno los elementos
plásticos para partirlos en diminutos fragmentos que luego son empacados en
costales del llamado “mimbre plástico” y así son transportados hasta la
procesadora, donde se realizan los procesos especializados de aglutinación,
peletizado y extrusión, según sea el caso.
El grupo aspira a tener la capacidad de
comprar una peletizadora y moldes, aunque son conscientes del alto costo de
estos implementos. Esperan, además, que otros vecinos se sumen a la iniciativa,
pues en la actualidad tan solo unos 10 más aportan material que les compra la
empresa comunitaria. De hecho, algunos tenderos que reciclaban bolsas dejaron
de hacerlo, pues su almacenamiento les resta espacio.
Al indagar sobre las razones por las cuales no
reciclan otro tipo de materiales, la respuesta es que tanto el cartón como el
papel de archivo no son bien pagados y se convierten, muchas veces, en un
atractivo para los roedores, con todas las molestias adicionales que esto trae.
Por ahora, una de las mayores prioridades es
formalizar la empresa, incluir a otros miembros de la comunidad que “tengan
sentido de pertenencia y quieran cuidar medio ambiente” y crecer como comunidad
organizada que recicla cumpliendo con logros ambientales, sociales y
económicos. Otra inquietud es regularizar el acopio de material, pues muchas
veces se quedan sin insumos y deben parar labores durante semanas.
DESTACADO
Por ahora, una de las mayores prioridades es
formalizar la empresa, incluir a otros miembros de la comunidad que “tengan
sentido de pertenencia y quieran cuidar medio ambiente”
DATO
12%
representan los plásticos entre toda la
cantidad de residuos sólidos urbanos.
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