Cada día son más los adultos
mayores, mujeres embarazadas y discapacitados, que tienen que ir de pie de un
lado a otro en vehículos de transporte urbano, e incluso que se ven obligados a
enfrentar a largas filas en supermercados y bancos. Aunque su estado exige
atención prioritaria, algunas empresas parecen no estar preparadas.
Las sillas azules son símbolo de
prioridad en el transporte urbano de cualquier parte del país, sin embargo en
Pereira a más de uno suele olvidársele que estas son para el uso de madres
gestantes, ancianos, personas discapacitadas o con niños en brazos.
“Tengo una nieta de dos años y a
veces tengo que salir con ella y usar bus, allí comienza la pesadilla porque la
niña no sabe agarrarse sola y nadie le da a uno el puesto, me toca cargarla y
con la otra mano hacer fuerza por las dos”, manifiesta Roselia Hernández.
Este panorama es común verlo a
diario y en diferentes todas horas. La
falta de cultura ciudadana por parte de algunos pereiranos ha generado que la
actitud se torne cotidiana y que cada vez sean más las personas con necesidades
especiales viajando de extremo a extremo de la ciudad, de pie y exponiéndose a
una caída.
“Nunca olvidaré que en el último
control prenatal que tuve me manifestaron que ya estaba dilatando y que ese
mismo día tendría a mi bebé. Tuve que regresar a casa por todas mis cosas y
tuve que hacerlo en Megabús, a pesar de mi estado, nadie quiso darme el puesto,
fue horrible”, narra Dania Yulieth Aguirre.
VECINOS le hizo seguimiento a una
mujer embarazada en un supermercado de cadena pereirano al momento de comprar un kilo de carne. Ella
estuvo esperando 35 minutos después de que esta tomara el turno para ser
atendida; ninguno de los encargados le dio prioridad y mucho menos alguno de
los usuarios le facilitó el puesto.
“En muchos bancos o supermercados no hay cajas
que tengan señalización de prioridad, por tal motivo las mujeres embarazadas
nos vemos obligadas hacer las filas como cualquier otra persona, si el cajero
no nos anuncia que podemos pasar primero, no lo hacemos, porque la demás gente
se puede molestar”, indica Paula Ramos, madre gestante pereirana.
Todo lo opuesto ocurre en
clínicas y hospitales, donde mejor ejemplo de prioridad en la atención a la
población vulnerable no se puede dar en cada una de sus áreas. Hacen falta
campañas de concientización y hacer cumplir las normas que existen al respecto,
la cuales son de obligatorio cumplimiento.
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