Hace seis años que los habitantes
del barrio El Rosal de Pereira, vienen aunando esfuerzos para la construcción
de su propia iglesia, su lucha se ha visto reflejada en los bautizos, primeras comuniones
y confirmaciones que han podido celebrar en el lugar.
La Divina Misericordia es el
nombre que lleva la parroquia que piedra a piedra han venido levantando en los
últimos años esta comunidad pereirana; los tamales, empanas e incluso hasta
morcilla han sido los manjares que han permitido que ingrese dinero a la caja
comunitaria y se puedan comprar los elementos necesarios para la construcción
de este sueño.
Rodrigo Antonio Ramírez, presidente desde hace 24 años de la
Junta de Acción Comunal de este barrio, se siente orgulloso de liderar el
proyecto y asegura que ahora adelantan tareas para hacerle la puerta a la
parroquia.
Todos los sábados a las 4:00 de la tarde los feligreses se reúnen
en su iglesia, misma que los hace sentir orgullosos de su barrio, de sus
vecinos y de sí mismos y entre plegarias y alegría dan fuerza a este sueño
comunitario.
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