Basta con escuchar un discurso de
Juan David Aristizábal Ospina para saber que no se trata de un chico común y
corriente. El tono de su voz, su lenguaje no verbal, la coherencia de sus
frases y su mirada, hacen de su oratoria un encuentro cara a cara con la
juventud. Ese es Juan David, un joven con sueños, con capacidad de asombro para
emprender nuevos proyectos, con ganas de vivir y cambiar el mundo.
Por eso mientras dictaba su
charla "Llenando espacios en Risaralda: Una historia de emprendimiento social", con la idea
de replicar sus experiencias y motivar a los jóvenes a trabajar en pro del
desarrollo del país, quienes lo escuchaban seguían atentos su disertación como si
se tratara de un profeta empresario.
Su historia comenzó cuando
cursaba su grado octavo en el colegio Calasanz de Pereira. En una de sus clases
a él y otros cuantos compañeros les asignaron como tarea investigar el Plan de
Renovación Urbana Ciudad Victoria. Al llegar a lo que antiguamente se conocía
como la Galería, se dieron cuenta que esa no era la historia que debían contar:
la verdadera historia relataba sobre la gente que vivía allí y sus problemas de
mendicidad.
Como una coincidencia, días
después de esa visita, Juan David vio la película que lo marcó y al mismo
tiempo le dio las ideas que ahora concibe para crear una empresa social: Cadena de favores; entonces supo que
tenía que hacer algo por esas personas. “De allí surgió la pregunta de cómo
cambiar la manera de pensar el país”, dijo con ese entusiasmo que lo
caracteriza.
Sin mucho tiempo que perder, este
grupo de jóvenes presentó el proyecto a la Alcaldía para divulgar lo que
sucedía respecto al Plan de Renovación Urbana, al mismo tiempo que reseñaban
cada una de las fundaciones y organizaciones sociales que trabajaban por los
habitantes de la Galería.
Comenzaron mostrando un video sobre
las fundaciones que evitaban que los indigentes cayeran en la mendicidad y
promovían la donación como método para atenderlos. “Lo hacíamos como en Cadena de favores –citando la
película–: cada vez que alguien lo veía, esa persona lo replicaba por tres más
y así sucesivamente, hasta que llegamos a ser mil o dos mil jóvenes contando la
misma historia, buscando que la gente donara a las fundaciones”. En menos de
dos o tres meses, este grupo de jóvenes alcanzó a reunir aproximadamente 35
millones de pesos para las organizaciones sociales. Era tanto el asombro por la
movilización de ellos, que incluso la ex alcaldesa, Martha Helena Bedoya, los
llamó para saber cómo lo hacían. “Cuando usted conecta historias, un proyecto
social, la gente entiende que hay una forma de ayudar, entonces ya uno encuentra
canales para empezar a divulgar”, explicó.
Hubo otro acontecimiento con el que
Juan David justifica su manera de pensar. Para esa misma época en que trabajaban
con las organizaciones sociales, Juan Alejandro Sanz Sanz, reconocido líder
juvenil, trabajaba con la Presidencia de la República en proyectos sociales.
Murió a mano de los grupos armados ilegales en una interceptación. “Eso me
impactó porque la violencia en este país quita lo mejor de la gente, pero
también fue una motivación para robarle a la delincuencia esos jóvenes que
estaban surgiendo. Desde ese día nos metimos a trabajar proyectos sociales, nos
inventamos una propuesta para atraer convocatorias de cooperación internacional
para las fundaciones y así continuamos”.
Fue así como Juan David
comprendió que “los sueños siempre terminan conectándose con los intereses”.
Entró a estudiar Administración de Empresas en el 2006 y conoció a Juan
Restrepo, otro joven que también perseguía su sueño. “Nos dimos cuenta de que en
este país hay una cantidad de gente que tiene educación, pero el gran reto es
que quieran participar en cambiar la comunidad”. De allí nació Buena Nota, una
organización sin ánimo de lucro que busca promover emprendimientos sostenibles
en materia social, a través del modelo Vica: Visibilizar los proyectos,
Inspirar compartiendo conocimientos, Conectar a una red a los agentes de cambio
y Apoyar a los ciudadanos mediante asesorías, merecedor del MTV Millennial
Awards en la categoría Piensa en grande, gracias al apoyo de otros jóvenes
risaraldenses y colombianos que dieron su voto.
“Con todos los problemas que
tiene el país, nos preguntamos cómo resolver el de la inequidad, nos dimos
cuenta de que la mejor forma debe ser compartiendo el conocimiento. Aquel que
sabe debe estar al servicio de la gente. Así nos dedicamos a crear la organización
que lo que hace es identificar emprendedores sociales, personas en comunidades
del país que tenga proyectos sociales y nosotros tenemos un equipo de
voluntarios capacitados para ayudarlos. Hemos tenido más de 500 voluntarios con
65.000 horas de apoyo, de esta manera se utilizar la educación para transformar
la humanidad”.
Emprendimiento, una palabra que
está de moda, para Juan David significa “convertir un talento en una actividad
productiva, eso incluye pasión y motivación para hacer las cosas”. Asegura que
la falencia para ser emprendedores es el sistema educativo, que no promueve el
uso de los talentos. “Desde pequeños nunca nos han enseñado que nuestras
destrezas deben ser lo que más nos pulan. Todavía nos falta mucho en los
currículos de los colegios que si usted tiene un talento puede cambiar la
humanidad. Por otro lado está el sistema político, cómo elegimos a nuestros
representantes, es que en las empresas no se contrata al mejor talento porque
sea mi amigo”, dice, terminando con la frase: “el sistema educativo de
nuestro país no promueve el emprendimiento y el sistema político mata el
talento”.
Hoy la propuesta colombiana Buena Nota tiene por lo menos 1 millón
de personas activamente involucradas con la plataforma y Juan David Aristizábal
está aumentado sus relaciones con un Banco de Emprendimiento Social, para unir
a los innovadores con inversores potenciales. “El poder no está ni en el
cargo ni en la profesión, sino en el talento que tenemos y que usarlo para
cambiar el mundo”.
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