martes, 9 de julio de 2013

CAFÉ CON VECINOS / Pensar en sesquicentenario

Pereira celebra desde ya su sesquicentenario de fundación, un momento para reflexionar sobre la ciudad que ha sido, la que es y la que promete ser. Tres invitados comentan sobre esta fecha.

Las ciudades se piensan porque son organismos vivos, son cuerpos que necesitan alimentarse, entre otras cosas, de los sueños y de la memoria. Esos, algunos puntos de reflexión de los invitados en esta ocasión.


En esta ciudad, desde diferentes orillas, han aportado para el crecimiento de la misma. La han estudiado y debatido, tanto desde los espacios ciudadanos -por completo abiertos- como desde la academia. Ellos son: Carolina Giraldo, historiadora y en la actualidad asesora de las actividades del sesquicentenario; Andrés Botero, comunicador y jefe de comunicaciones de la Cámara de Comercio, y Rigoberto Gil, escritor y docente de la UTP.
Una primera pregunta que se lanza, como incitación para la charla alrededor de un aromático café, es sobre el significado mismo del sesquicentenario. Toma la palabra Rigoberto Gil, quien afirma sin dudarlo que “es una oportunidad de balance, para mirar en perspectiva la ciudad. De hecho, una oportunidad para volvernos a juntar en esta mesa, ojalá pasara lo mismo con la ciudadanía”.
Andrés Botero complementa que en “la diferencia también está el construir, sin raza ni sexo ni condición”. Cierra la respuesta Carolina Giraldo, quien asume este momento como “una oportunidad para saber de dónde venimos, para dónde vamos. Es una oportunidad, además, para recoger el pasado”.

Civismo

Rigoberto Gil.
“Actividades como el 'Primer ladrillo' (organizado para la Cámara de Comercio con miras a la construcción del centro de convenciones) demuestran cómo no se ha perdido el civismo en la ciudadanía. De hecho, terremotos como el del 99 ayudaron a reconstruir la ciudad, repensarla. El civismo es latente en una ciudad diversa como Pereira”, comenta Andrés.
De esta visión se aparta Carolina, para quien “el periodo de grandes gestas cívicas ya pasó, era una ciudad más pequeña. En la actualidad, 47 por ciento de la población lleva menos de cinco años habitando Pereira, por eso es necesario transformar el civismo en cultura ciudadana, construir una ciudad donde el más grande no se trague al chico”.
En apoyo a esta tesis, Rigoberto afirma: “no éramos capital, eso generó solidaridad”. “Claro, una ciudad marginal, secundaria en Caldas. Un enemigo común aglutinó voluntades”, añade Carolina.

Migrantes

Nueva York y San Francisco tienen un alto nivel de migrantes, a pesar de ello la gente se apropia de la ciudad, eso no es condicionante de falta de identidad, afirma Carolina.
Este es un tiempo de nostalgias, de pensar en grandes gestas del pasado, nada distinto a lo que pasa en otras ciudades intermedias del país, las mismas que reciben todos los conflictos. Esta ciudad, por ejemplo, está muy bien ubicada, además es una ciudad abierta. Por eso la diferencia está en su historia de ciudad abierta, comenta Ricardo.

Crisis e innovación

Pero no hemos salido de la crisis del café y de las confecciones –matiza Carolina-. El comercio no es una verdadera vocación, es fachada, pues no genera tanto empleo. A esto se suma la crisis de las remesas del exterior, con el agravante de que la gente no reacciona mucho, no hay mucha opinión ciudadana.
Ricardo controvierte, asegurando que el gran crecimiento de la ciudad está en el comercio y en el café. El comercio crece y es sustento laboral de muchos. Se deben trabajar más ejes como vocación, expansión, competitividad y tecnología. ¡Qué bueno volver a la cultura cafetera, eso no se puede perder! De hecho, Parquesoft es innovación, lo mismo que call centers con tecnología local, además de estudios y propuestas basadas en la neuronavegación desde la UTP. Nos falta creer más en lo nuestro, termina.
En este momento, Rigoberto sugiere que todas estas son pruebas y manifestaciones de la innovación, pero las administraciones locales no se meten en eso. Nos falta más publicidad de lo que tenemos para hacerlo visible –añade-.
Pero La Cuadra y Cortocircuito también son ejemplo de innovación. Actuamos de manera muy despectiva respecto a la cultura cafetera, tanto que todavía se usa la expresión: “mejor me voy a coger café”, concluye Ricardo.


¿Cuál es la ciudad que usted sueña?

Carolina: una donde haya un gran repositorio de la memoria. Donde se conserve todo lo que hay en notarías, el Concejo, en los archivos del municipio, lo que tiene Jaime Ochoa, la biblioteca del Rialto, los archivos gráficos diseminados. Esa es mi apuesta, una nueva investigación más basada en la documentación de archivo que permita una revaluación de la historia. Lo ideal sería construir un museo de la ciudad, de la mano con el Centro Cultural para que sea activo. En ello ayudaría tener un pregrado en historia en Pereira.

Rigoberto: sueño con una ciudad con ciclovías que se vinculen a todas las veredas cercanas. Sería una ciudad ejemplar; en vez de Megabús, impulsar el uso de la bicicleta. Para ello, sería interesante construir vías exclusivas señalizadas, con semáforos, al estilo de Berlín. No existe una cultura ciudadana enfocada al usuario de la bicicleta, recuerden que una bicicleta significa un carro menos. Hay un exceso de carros y motos.

Andrés: me sumo a lo que dice Rigoberto, soy ciclista. Montar en bicicleta en la ciudad es muy chévere. Ojalá la ciudad tuviera un bulevar al lado del río Otún, miremos a los ríos.




   

1 comentario:

  1. Soy extranjero, de un país muy al norte y vivo en Pereira y mi opinión sobre los Pereiranos es que se me hace una sociedad sumamente retrograda, elitista y discriminadora. Yo prefiero no salir a la calle porque la gente piensa que la voy a atracar o que soy un adicto solo porque uso bermudas y gorra, por el hecho de no usar ropa de marca, por usar barba. Me parece que si de civismo hablamos es necesario que cambiemos esta actitud y empezar a ser una sociedad que acoge al extraño, dejemos de ser tan superficiales y de valorar a las personas por su apariencia. Me impresiona la forma en que al gente conduce, una forma totalmente egoísta con el peatón, primero son los carros, luego las motocicletas y luego el peatón. En Pereira el peatón no tiene ningun derecho, el peatón no existe, la descortesía al conducir deja ver lo superficial de la gente, si no tienes carro no eres nadie en Pereira.

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