“Hay que hacer un
llamado a todos los pereiranos y a las personas que durante los fines de semana
llegan a hacer turismo a la cuenca, porque estamos hablando de su fragilidad y
de una serie de complejidades ambientales, porque ya no resiste grandes cargas
de ciudadanos”, (Julio César Gómez, Director (e) Carder, El Diario del Otún 27/06/16)
Las palabras del
Director Encargado de la Carder plantean la pregunta sobre el futuro deseable y
pertinente para el corregimiento de La Florida y su zona rural. Desde los años
50 del siglo pasado el cuidado de la cuenca del Otún se estableció como
política municipal. El territorio desde el páramo hasta La Florida fue
declarado zona de protección del agua, agua que consumimos diariamente los
pereiranos.
En los últimos
años hemos visto un despertar turístico de La Florida; han aumentado las
visitas en bicicleta y el turismo cultural ligado a eventos como el Festival
del Gallo Ornamental. Con experiencias cercanas como la de Salento (tan exitosa
como controvertida) vale la pena pensar en el desarrollo de ese sector de la
ciudad, sin perder de vista su valor estratégico para la conservación del agua
y las problemáticas que enfrenta actualmente su población, como la
proliferación de moscas en la zona debido al mal manejo de gallinaza por parte
de algunas avícolas.
¿Qué resiste y
qué no resiste La Florida en cuanto a impacto ambiental? ¿Es posible convertir
este territorio en modelo de turismo responsable y desarrollo sostenible? ¿O
vamos en camino al deterioro ambiental? Si, por ejemplo, allí se construyera un
parque temático, ¿el territorio podría resistir la generación de basura y aumento
de tráfico que conllevaría la cantidad de personas en el parque?
Desde 1987 la
Carder expidió el Acuerdo 36, la norma vigente hasta hoy que reconoce la
importancia de esta zona para la ciudad y en consecuencia impide la
construcción de vivienda y alojamiento nuevos desde la desembocadura de la
quebrada San José hacia el oriente.
“Art 2: Prohíbese toda nueva construcción con
destino a vivienda, alojamiento y/o sostenimiento permanente de animales
confinados en grupo, cualquiera que sea su especie.”
La norma, aún
vigente según la respuesta de la Carder a un derecho de petición, indica la
imposibilidad de generar nuevas construcciones. Los habitantes del
corregimiento conocen bien esta medida
que les ha impedido densificar La Florida.
Llama la
atención que recientemente se hayan incrementado las construcciones en el
corregimiento y que algunos predios hoy tengan licencia de parcelación con
miras a establecer eco-hoteles con restaurante, contrariando lo establecido por
la norma ambiental, que está por encima de otras disposiciones, incluso del Plan
de Ordenamiento Territorial.
Las licencias de
parcelación que hemos analizado fueron expedidas bajo el POT del año 2000-2006
que no incluye una ficha específica para esta porción del territorio. Estas
licencias omiten lo dispuesto en el Acuerdo 36. El POT 2015, hoy suspendido, estableció
que en esta área es posible realizar turismo de bajo impacto ambiental, sin
alojamiento y con un estudio previo, dejando por fuera el establecimiento de
hoteles.
Hemos entregado
a la Alcaldía y a la Carder los resultados de esta investigación exigiendo que
se prevenga el daño que podría causar al medio ambiente y al río Otún el
establecimiento de al menos 14 nuevos ecohoteles-restaurantes entre el centro
poblado de La Florida y el lugar conocido como La Vara, en la vía hacia el
Cedral.
Una comarca hermosa con habitantes maravillosos que deben convivir en la contraposición de los sueños de sus visitantes, habitantes urbanos que sueñan con hermosos y frondosos bosques que brinden agua oxígeno y abrigo para la fauna, mientras ellos sueñan con la contaminante siembra de cebolla cilantro, aguacates y la posibilidad de parcelar lotes para vivienda campestre y ganar unos reales. La invitación a conocer esta realidad mucho más compleja que la adecuación de un hostal que ha levantado roncha en los ecologistas extremos, rasgando se las vestiduras por el saneamiento básico de unas viviendas nuevas y no pronunciando se sobre las toneladas de agro químicos, pesticidas lixiviados al río por los extensos cultivos de cebolla, mucho más nocivo para los consumidores de agua de la cuenca que cualquier mejora que le quieran hacer a una vivienda
ResponderEliminarHay que PROFUNDIZAR en las realidades...
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