Soy una de los muchos jóvenes pereiranos que decidimos irnos hace
varios años de la ciudad, buscando alcanzar nuestros sueños y encontrar un mejor
lugar para vivir. No obstante hay algo en Pereira que definitivamente nos jala.
Esto fue exactamente lo que me pasó:
Tras 12 años de vivir afuera, decidí regresar a Pereira a trabajar
por y para ella. En ese momento descubrí gratamente que cada vez somos más los
jóvenes y amigos que estamos regresando, trabajando, construyendo y luchando por
una ciudad mejor.
A pesar de las problemáticas que ésta pueda tener es inevitable no querer
que salga adelante. Por eso y teniendo en cuenta nuestra experiencia y una forma
diferente de ver el mundo, hemos vuelto para aportar nuestro “granito de arena”
en la reconstrucción de una imagen de ciudad, su talento y calidad de vida.
Por esta razón es que en las pasadas elecciones nosotros, los
jóvenes, fuimos quienes estuvimos más activos, los que más “lora” -en el buen
sentido de la palabra- dimos y los que más apoyamos las ideas de cambio que nos
vendieron, por medio de un trabajo de marketing político impecable, por no
decir casi perfecto.
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