Hace cinco año que la familia Marín en el barrio Normandía, presta su casa como hogar de paso para perros y gatos en abandono; la sensibilidad y el amor por los animales se vive en familia.
Para don José Eduardo Marín hablar de un animal maltratado es una cuestión de sensibilidad; mientras contaba que uno de los perritos que quiso rescatar, murió en el instante, se le aguaron los ojos y no pudo narrar la historia con detalles; es evidente que él y su familia más que adorar los animales, están siempre ahí para reivindicar sus derechos.
"En el momento tenemos 4 perros y 2 gatos en la casa, ahí funciona un hogar de paso donde albergamos perros que no tienen dueño y que han sido maltrados; claro que no podemos tener más por el espacio de la casa, pero a medida que vamos consiguiendo voluntarios los vamos entregando y recibimos otros", afirmó Marín.
Según cuenta, el amor por los animales se vive en familia, su hija también es participe y su esposa Laura tiene una fundación denominada "Laura Jordan", que propende por el bienestar y la vida de los animales. En la casa los bañan, les ofrecen alimentación, les ayudan en las complicaciones médicas y ofrecen todas las garantías que en la calle y con otros dueños no pueden conseguir los animales.
"En el barrio al principio nos miraban mal por la cantidad de animales, pero solo fue cuestión de tiempo, la gente fue entendiendo la labor y ahora hasta se acercan a darles comida a los perros", explicó Marín.
Ahora la ilusión es que uno de los caninos se pueda recuperar de un cáncer, y que Juanita como se llama otra canina no sufra mayores defectos por su vejez, pues ya tiene 11 años. "Llevamos al perro a quimioterapia cada 6 meses, y claro se le cae el pelo, tiene las mismas reacciones que los humanos", dijo Jorge.
Es así como en este sector, una familia compuesta por padre, madre, hija y allegados perrunos se demuestra la solidaridad, el respeto y el amor por los animales.
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