Durante
más de 40 años Orlando ha sabido aprovechar los frutos de la naturaleza y en especial
los que las fuentes hídricas le dan a la ciudad, tesoro que aunque no lo ha hecho rico
le ha dado con que llevar el pan a su hogar.
Todos los días este pereirano se levanta
a las 5:30 de la mañana y parte desde la Avenida del Río hasta Dosquebradas
donde cumple con una jornada laboral como arenero del Municipio Industrial y
pasadas las 3:00 de la tarde regresa a su hogar donde continúa extrayendo
arena, esta vez de Rio Otún como único ingreso para el sustento propio y el de
sus hijos.
En cada creciente el río fuente hídrica de
la capital risaraldense arrastra este material con el que a diario se cimientan
sueños y esperanza en todo el país y lo deja a su paso en pequeñas bahías de
donde finalmente Orlando puede recogerlo y venderlo.
“Yo saco el material de la orilla y lo
llevó hasta un sector donde la volqueda pueda recogerlo y vendo al metro a 18
mil pesos, con esto puedo comer y con esto pude ayudar a la crianza de mis tres
hijos”, manifiesta este arenero consagrado.
Como Orlando existen otros pereiranos
que siguen dando de comer a sus familias a base de la riqueza que solo el Río
Otún les sabe ofrecer, tesoro que aunque no hace rico a ninguno permiten a
estos hombres entregar un mejor futuro a sus hijos y sobrevivir en una sociedad
en la que el desempleo es el pan de cada día.
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