Como modelos,
así se ven las iguanas del barrio Corales, disfrutando las fotografías que les
toman los residentes y visitantes. “Mire esa lo grande”, “la de allá está como
bailando”, “mire esa como se tiró al agua”, “la de allá me picó el ojo”, son
las palabras de asombro al ver la variedad de iguanas que habitan en un sector
del barrio Corales. Son muchas las personas que pasan por el lugar y se les
hace imposible no parar a disfrutar de la fiesta natural. Cada día son más las
personas que llegan, y la mayoría de veces, acompañados de una cámara fotográfica.
Muy orgulloso,
así dice sentirse Mauricio González, uno de los pioneros en cuidar este hermoso
parque, quien expresa que “simplemente hermoso, es lo que puedo decir del
parque de las iguanas, que con el apoyo de la comunidad hemos podido sacarlo
adelante. Todo mundo quiere ver lo que hay acá, cuando a todas las iguanas les
da por salir, es algo increíble. Se encuentran de todos los colores, tamaños. A
veces, las personas pasan en su vehículo y frenan de manera repentina, al
encontrar en su camino estos majestuosos reptiles”.
Para los
residentes, cantidad de historias se vienen tejiendo alrededor del lugar, pues
desde que descubrieron la variedad de iguanas, han querido conocer mucho más,
explorando el sitio de día y de noche, así encontrando una biodiversidad
magnífica.
“Hemos explorado
el lugar, vemos cómo las iguanas duermen, cuando están juntas, parecen como si
fueran familias humanas, cómo cazan, es algo bellísimo, pero no sólo eso es lo
interesante, aparte de las iguanas, sale mucho animal de noche, hemos visto
zorros, ardillas, chuchas, pájaros raros. Y algo que casi nadie me cree, en el
río vi una nutria”.
Lo que pide la
comunidad es que los entes públicos estén más pendientes, manifestando la
importancia que tiene la vida silvestre, y más en un lugar donde los animales
se han adaptado tan fácilmente, y con la singularidad de compartir con las
personas como si fueran parte de su mundo.
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