viernes, 20 de diciembre de 2013

Empresario / Frisby

Alfredo Hoyos, un humanista

Con tres mil empleados a su cargo como presidente de la organización Frisby, Alfredo Hoyos Mazuera se presenta ante los demás como un hombre de gustos sencillos y con una profunda preocupación por el ser humano. Es un asiduo lector de filosofía, psicología, literatura y sociología.

Más allá de las palabras, Alfredo Hoyos es un firme creyente en las posibilidades de los seres humanos. A través de su voz personal y de su empresa, apoya múltiples iniciativas ciudadanas.
Viste una camisa amarilla de lino colocada por fuera del pantalón, al mejor estilo casual, sin corbata ni saco. Salvo el elegante reloj que luce en la muñeca derecha, nada hace prever el enorme poder que se concentra en este hombre. Sonríe con discreción, se mueve con seguridad y empieza un diálogo cuyo eje no son sus reconocidas empresas… lo importante es lo humano.

Empieza contando cómo llegó al lugar en el que está sin nunca haber cursado una carrera profesional, aunque con frecuencia asiste a seminarios y diplomados en universidades colombianas y del exterior para estar al día en cuanto al mundo empresarial. Leer mucho y hacer han sido sus premisas empresariales; incluso con tan solo 19 años fundó Pimpollo. Para corroborarlo, sobre la mesa aparecen múltiples revistas de diferentes países que lo mantienen actualizado, algunas de ellas pendientes de lectura o para entregar a sus empleados de acuerdo a sus intereses profesionales. 

En ese instante empieza un largo diálogo alrededor de los libros y autores diversos. Sus recuerdos de infancia los liga de inmediato con las lecturas que hacía su madre, aquellos libros de la biblioteca familiar que todavía hacen parte de sus lecturas inolvidables, como Stefan Zweig, en particular su biografía “Fouché, el genio tenebroso”. “En mi casa siempre había buenos libros, mi madre era gran lectora de los clásicos europeos… de Balzac, Dumas, Stephan Zweig. Desde muy temprana edad he sido un gran lector, de obras de profundidad espiritual sobre todo. Los clásicos europeos fueron grandes conocedores del alma humana”.

“El tesoro de la juventud” es una enciclopedia que recuerda con mucha alegría, en especial la sección llamada “El libro de los por qué”. Considera que la capacidad de emprender nace de la curiosidad, de la capacidad de interrogarse.

Mundo de lecturas
Hace una breve pausa mientras juega con los dedos sobre el escritorio de su pequeña oficina, para nada extravagante, apenas sí con lo indispensable para cumplir bien su labor. Incluso, en un escritorio auxiliar ubicado a un costado, reposa un portátil de una marca popular. Luego añade que de Zweig ha leído toda su obra y, a propósito de Joseph Fouché, un político francés hábil para mantenerse en el poder gracias a sus componendas, dice que “es muy igual a los políticos de hoy en día… siempre se iba con el ganador, aunque tuviera que traicionar a los amigos”, mientras esboza una leve sonrisa. Más adelante reafirmará que no le gusta la política, “mucho menos involucrar a la empresa en eso”.

Esa tradición de los libros la siguió en su propia familia –compuesta por su esposa Liliana Restrepo y sus cuatro hijos–, al igual que en la empresa: “tengo dos bibliotecas, una de ellas aquí al servicio de todos. Ambas las mantengo al día con los grandes pensadores del momento y, por supuesto, los clásicos. También atiendo la biblioteca del Colegio Empresarial de Dosquebradas. Las cuido mucho y las mantengo bien surtidas, se le hace mucho énfasis a la gente que trabaja en la organización para que sean buenos lectores”. Este colegio es financiado por la Fundación Frisby, convirtiéndose en un espacio donde los estudiantes asisten tanto a recitales de poesía como a cursos intensivos sobre administración de negocios.

En la actualidad, sus ideas están influenciadas por “The Innovative University”, de Clayton Christensen, un libro que tiene allí mismo, a la mano, y el cual regaló a varios rectores de universidades de la región.

Juventud
Hace pocos días se reunió con los compañeros de secundaria en una actividad convocada para celebrar los 50 años de graduación del Colegio La Salle, “en una fiesta que duró dos días”, comenta con alegría en los ojos. De los 34 que se graduaron, alcanzaron a reunirse 22 de ellos.

Sobre esa época de colegio en La Salle recuerda los partidos de fútbol en la cancha de Bavaria, con sus rivales habituales del Liceo de los Andes y del Liceo Pereira, dirigido este por el inolvidable Juvenal Mejía Córdova. Allí, en su puesto de arquero, se destacó por sus buenos reflejos con varias selecciones del colegio.

En esa época era muy difícil acercarse a las mujeres, pues había mucha separación entre ellos. De hecho, su colegio era solo de hombres. “No es como hoy en día, cuando los muchachos tienen mucha confianza con las mujeres”. Recuerda bien a su primera novia, cuando apenas tenía 14 años; ella vivía en el sector de La Florida donde también su familia tenía una finca, Sierra Morena, un lugar donde pasó inolvidables momentos de su juventud montando a caballo, pescando o haciendo excursiones por las montañas.

En la actualidad, en su finca se conserva la flora nativa y se siembran nuevas especies, como el yarumo blanco, además de verduras que se emplean en los restaurantes de Frisby, en un proceso de agricultura limpia certificada por el ICA. Aunque le gustan los caballos, comenta que “no tengo caballos finos, son muy costosos de sostener. No me gusta eso de ser esclavo de un caballo”. Pero sí tiene algunos ejemplares criollos para que sus nietos los disfruten en sus visitas.

En esa época de juventud vivió en Estados Unidos, incluso fue cadete en Riverside Military Academy, en Gainesville, Georgia, en 1963.

Frank David Cardelle fue uno de sus grandes amigos y consejeros, tanto que en su oficina conserva una imagen en homenaje al psicólogo fallecido en el 2010.
Horizontes
Durante una época fue también socio de Kokoriko, pero luego se retiró. Mientras estaba en Kokoriko veía pasar a una chica a cada rato y le llamó la atención. Era su actual esposa, Liliana, con quien entabló una relación y pronto se casaron. Con ella empezó la experimentación con el pollo frito, hasta llegar a la fórmula ya saboreada y apetecida por todos, la misma que dio origen a Frisby. Corría el año 1975.

Esa relación lo ha marcado mucho, pues ella fue cogestora de la empresa y un apoyo invaluable. Recuerda esos años como de mucho trabajo, tanto que decidieron no tener hijos por el momento. El primer hijo de la pareja nació apenas en 1980.

“Desde el inicio la empresa se fundamentó en una filosofía muy sólida, de valores y de ética. Por mis lecturas desde niño tuve muy en claro que el único fin es el ser humano, lo demás son los medios, pero siempre al servicio del ser humano”, algo que se evidencia en la labor social que cumple la empresa de manera directa o a través de la Fundación ya mencionada. “La gente confunde los medios con los fines… vivimos en un sistema muy enfermo que va alienando a la gente, la gente quiere conseguir dinero de la noche a la mañana, sin hacer un proceso”.

Cita a continuación al filósofo Martin Buber, para decir que “libertad y destino están íntimamente comprometidos el uno con el otro y juntos en significado, eso quiere decir que mientras más abierta tenga la mente uno y más se libere de las creencias limitantes, más se forma un destino a largo plazo. Del corto plazo se originan la sumisión y la dependencia. Para pensar a un largo plazo se debe tener una mente abierta y liberarse de las creencias limitantes que nos ha dejado la sociedad.

Las ideologías y las religiones están llenos de ideas limitantes y excluyentes, por eso Colombia es un país de exclusión, si fuera un país de inclusión no tendríamos los problemas que tenemos: una sociedad excluyente que no le da oportunidades a las clases populares”.

Va más allá, al repetir lo que comentó en una reunión con rectores de universidades y secretarios de despacho al exponer las diferencias entre Colombia y países que han resurgido como Japón y Alemania: “las consecuencias de la guerra en Colombia las han sufrido los pobres, los desplazados, los campesinos, toda esa cantidad de gente que carece de oportunidades. En esta guerra (de 50 años) los que evolucionaron fueron los pobres, que están llenos de ‘genios’ esperando tan solo una oportunidad, la misma que es negada con tanta corrupción… se roban tanto dinero que podría ser utilizado en educar a la gente”.

Muchas de estas reflexiones, que tienen un hondo calado humanista, fueron influidas por una persona que siempre admiró y que incluso murió en su propia casa en el 2010: el psicoterapeuta Frank David Cardelle, quien incluso dio múltiples talleres a los “colaboradores de la empresa”, como los llama. Cardelle trabajó además con varias comunidades en diferentes ciudades de Colombia, entre ellas Pereira. “Dedicó su vida los demás”, dice.

De salida, en una breve visita a la biblioteca ubicada en el primer piso de la planta industrial, se evidencia el interés por diferentes áreas del saber humano. Allí, entre textos en inglés y en español, se alcanza a ver un antiguo ejemplar de “María Antonieta”, de Zweig, al lado de recientes textos sobre administración.


1 comentario:

  1. Alfredo es un hombre ejemplar, me siento orgullosa que nuestro pais cuente con empresarios de su talla.

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