Alfredo Hoyos, un humanista
Con tres mil empleados a su cargo como presidente
de la organización Frisby, Alfredo Hoyos Mazuera se presenta ante los demás
como un hombre de gustos sencillos y con una profunda preocupación por el ser humano.
Es un asiduo lector de filosofía, psicología, literatura y sociología.
Más allá de las
palabras, Alfredo Hoyos es un firme creyente en las posibilidades de los seres
humanos. A través de su voz personal y de su empresa, apoya múltiples
iniciativas ciudadanas.
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Viste una camisa
amarilla de lino colocada por fuera del pantalón, al mejor estilo casual, sin
corbata ni saco. Salvo el elegante reloj que luce en la muñeca derecha, nada
hace prever el enorme poder que se concentra en este hombre. Sonríe con discreción,
se mueve con seguridad y empieza un diálogo cuyo eje no son sus reconocidas
empresas… lo importante es lo humano.
Empieza contando
cómo llegó al lugar en el que está sin nunca haber cursado una carrera
profesional, aunque con frecuencia asiste a seminarios y diplomados en
universidades colombianas y del exterior para estar al día en cuanto al mundo
empresarial. Leer mucho y hacer han sido sus premisas empresariales; incluso con
tan solo 19 años fundó Pimpollo. Para corroborarlo, sobre la mesa aparecen
múltiples revistas de diferentes países que lo mantienen actualizado, algunas
de ellas pendientes de lectura o para entregar a sus empleados de acuerdo a sus
intereses profesionales.
En ese instante
empieza un largo diálogo alrededor de los libros y autores diversos. Sus
recuerdos de infancia los liga de inmediato con las lecturas que hacía su
madre, aquellos libros de la biblioteca familiar que todavía hacen parte de sus
lecturas inolvidables, como Stefan Zweig, en particular su biografía “Fouché,
el genio tenebroso”. “En mi casa siempre había buenos libros, mi madre era gran
lectora de los clásicos europeos… de Balzac, Dumas, Stephan Zweig. Desde muy
temprana edad he sido un gran lector, de obras de profundidad espiritual sobre
todo. Los clásicos europeos fueron grandes conocedores del alma humana”.
“El tesoro de la
juventud” es una enciclopedia que recuerda con mucha alegría, en especial la
sección llamada “El libro de los por qué”. Considera que la capacidad de
emprender nace de la curiosidad, de la capacidad de interrogarse.
Mundo de lecturas
Hace una breve
pausa mientras juega con los dedos sobre el escritorio de su pequeña oficina,
para nada extravagante, apenas sí con lo indispensable para cumplir bien su
labor. Incluso, en un escritorio auxiliar ubicado a un costado, reposa un
portátil de una marca popular. Luego añade que de Zweig ha leído toda su obra y,
a propósito de Joseph Fouché, un político francés hábil para mantenerse en el
poder gracias a sus componendas, dice que “es muy igual a los políticos de hoy
en día… siempre se iba con el ganador, aunque tuviera que traicionar a los
amigos”, mientras esboza una leve sonrisa. Más adelante reafirmará que no le
gusta la política, “mucho menos involucrar a la empresa en eso”.
Esa tradición de
los libros la siguió en su propia familia –compuesta por su esposa Liliana
Restrepo y sus cuatro hijos–, al igual que en la empresa: “tengo dos
bibliotecas, una de ellas aquí al servicio de todos. Ambas las mantengo al día
con los grandes pensadores del momento y, por supuesto, los clásicos. También
atiendo la biblioteca del Colegio Empresarial de Dosquebradas. Las cuido mucho
y las mantengo bien surtidas, se le hace mucho énfasis a la gente que trabaja
en la organización para que sean buenos lectores”. Este colegio es financiado
por la Fundación Frisby, convirtiéndose en un espacio donde los estudiantes
asisten tanto a recitales de poesía como a cursos intensivos sobre
administración de negocios.
En la actualidad,
sus ideas están influenciadas por “The Innovative University”, de Clayton
Christensen, un libro que tiene allí mismo, a la mano, y el cual regaló a
varios rectores de universidades de la región.
Juventud
Hace pocos días
se reunió con los compañeros de secundaria en una actividad convocada para
celebrar los 50 años de graduación del Colegio La Salle, “en una fiesta que
duró dos días”, comenta con alegría en los ojos. De los 34 que se graduaron,
alcanzaron a reunirse 22 de ellos.
Sobre esa época
de colegio en La Salle recuerda los partidos de fútbol en la cancha de Bavaria,
con sus rivales habituales del Liceo de los Andes y del Liceo Pereira, dirigido
este por el inolvidable Juvenal Mejía Córdova. Allí, en su puesto de arquero,
se destacó por sus buenos reflejos con varias selecciones del colegio.
En esa época era
muy difícil acercarse a las mujeres, pues había mucha separación entre ellos.
De hecho, su colegio era solo de hombres. “No es como hoy en día, cuando los
muchachos tienen mucha confianza con las mujeres”. Recuerda bien a su primera
novia, cuando apenas tenía 14 años; ella vivía en el sector de La Florida donde
también su familia tenía una finca, Sierra Morena, un lugar donde pasó
inolvidables momentos de su juventud montando a caballo, pescando o haciendo
excursiones por las montañas.
En la actualidad,
en su finca se conserva la flora nativa y se siembran nuevas especies, como el
yarumo blanco, además de verduras que se emplean en los restaurantes de Frisby,
en un proceso de agricultura limpia certificada por el ICA. Aunque le gustan
los caballos, comenta que “no tengo caballos finos, son muy costosos de
sostener. No me gusta eso de ser esclavo de un caballo”. Pero sí tiene algunos
ejemplares criollos para que sus nietos los disfruten en sus visitas.
En esa época de
juventud vivió en Estados Unidos, incluso fue cadete en Riverside Military
Academy, en Gainesville, Georgia, en 1963.
Frank David
Cardelle fue uno de sus grandes amigos y consejeros, tanto que en su oficina
conserva una imagen en homenaje al psicólogo fallecido en el 2010.
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Horizontes
Durante una época
fue también socio de Kokoriko, pero luego se retiró. Mientras estaba en
Kokoriko veía pasar a una chica a cada rato y le llamó la atención. Era su
actual esposa, Liliana, con quien entabló una relación y pronto se casaron. Con
ella empezó la experimentación con el pollo frito, hasta llegar a la fórmula ya
saboreada y apetecida por todos, la misma que dio origen a Frisby. Corría el
año 1975.
Esa relación lo
ha marcado mucho, pues ella fue cogestora de la empresa y un apoyo invaluable.
Recuerda esos años como de mucho trabajo, tanto que decidieron no tener hijos
por el momento. El primer hijo de la pareja nació apenas en 1980.
“Desde el inicio
la empresa se fundamentó en una filosofía muy sólida, de valores y de ética. Por
mis lecturas desde niño tuve muy en claro que el único fin es el ser humano, lo
demás son los medios, pero siempre al servicio del ser humano”, algo que se
evidencia en la labor social que cumple la empresa de manera directa o a través
de la Fundación ya mencionada. “La gente confunde los medios con los fines…
vivimos en un sistema muy enfermo que va alienando a la gente, la gente quiere
conseguir dinero de la noche a la mañana, sin hacer un proceso”.
Cita a continuación
al filósofo Martin Buber, para decir que “libertad y destino están íntimamente
comprometidos el uno con el otro y juntos en significado, eso quiere decir que
mientras más abierta tenga la mente uno y más se libere de las creencias
limitantes, más se forma un destino a largo plazo. Del corto plazo se originan
la sumisión y la dependencia. Para pensar a un largo plazo se debe tener una
mente abierta y liberarse de las creencias limitantes que nos ha dejado la
sociedad.
Las ideologías y las religiones están llenos de ideas limitantes y
excluyentes, por eso Colombia es un país de exclusión, si fuera un país de
inclusión no tendríamos los problemas que tenemos: una sociedad excluyente que
no le da oportunidades a las clases populares”.
Va más allá, al
repetir lo que comentó en una reunión con rectores de universidades y
secretarios de despacho al exponer las diferencias entre Colombia y países que
han resurgido como Japón y Alemania: “las consecuencias de la guerra en
Colombia las han sufrido los pobres, los desplazados, los campesinos, toda esa
cantidad de gente que carece de oportunidades. En esta guerra (de 50 años) los
que evolucionaron fueron los pobres, que están llenos de ‘genios’ esperando tan
solo una oportunidad, la misma que es negada con tanta corrupción… se roban
tanto dinero que podría ser utilizado en educar a la gente”.
Muchas de estas
reflexiones, que tienen un hondo calado humanista, fueron influidas por una
persona que siempre admiró y que incluso murió en su propia casa en el 2010: el
psicoterapeuta Frank David Cardelle, quien incluso dio múltiples talleres a los
“colaboradores de la empresa”, como los llama. Cardelle trabajó además con
varias comunidades en diferentes ciudades de Colombia, entre ellas Pereira.
“Dedicó su vida los demás”, dice.
De salida, en una
breve visita a la biblioteca ubicada en el primer piso de la planta industrial,
se evidencia el interés por diferentes áreas del saber humano. Allí, entre
textos en inglés y en español, se alcanza a ver un antiguo ejemplar de “María
Antonieta”, de Zweig, al lado de recientes textos sobre administración.
Alfredo es un hombre ejemplar, me siento orgullosa que nuestro pais cuente con empresarios de su talla.
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